El ex pastor Fernando Casanova, disfruta el status de celebridad en la Iglesia Católica, por haberse convertido al catolicismo, después de declararse “profesor de teología evangélica”. Originario de Puerto Rico, entiendo que es un ex ministro pentecostal. Ahora, realiza el circuito de conferencias internacionales para “predicar”, relatando su conversión. Se trata de un lamentable y confuso caso. Por de pronto, es necesario empezar diciendo que las credenciales académicas del ex “profesor” Casanova no son muy elevadas. A las pruebas me remito.
Yendo al grano, el hermano Casanova cuenta con dramatismo y sin economizar sentimientos, que su crisis de fe se debió a que no podía probar, bíblicamente, que la doctrina “Sola Scriptura” de Lutero fuese, en efecto, bíblica. Parece que las doctrinas de la revelación, inspiración y canonicidad que él estudió no explicitaron que es Dios quien se revela al hombre; que es él quien brinda el contenido, conduce la forma de registrar esa palabra revelada y por tanto, nada de lo que esta afuera de esa auto manifestación de Dios puede ser su Palabra.
El argumento que presenta el hermano Casanova es que los libros de la versión griega del Antiguo Testamento incluyen los libros deuterocanónigos. Parece no haber leído que cuando semejante compilación se realizó, unos 250 años A. C., Ptolomeo Filadelfo (285-247 A. C.), se proponía construir, en Alejandría, una biblioteca que contuviera las expresiones literarias de diversos pueblos. La coleccion no tenía fines religiosos. Por eso, incluyó el Antiguo Testamento y mezcló en él a los libros deuterocanónigos. No tener claro eso es una debilidad en su doctrina de la "canonicidad".
Ciertamente, el Nuevo Testamento usó la Septuaginta y fue esa “una de las Biblias” de la Iglesia primitiva, pero no fue la única. Uso, a veces, la Biblia hebrea, y otras la Septuaginta, pero nunca citó los deuterocanónigos, ni están incluidos estos en la colección de libros (canon) que los judíos consideran inspirados. Así que Casanova navegaba con una "bibliología" bastante débil.
Lutero insistió en la “Sola Scriptura”, porque como el dijo, “papas y concilios muchas veces se contradicen”. Además, Moisés no convocó a los ancianos de Israel para que le ayudaran a redactar los Diez Mandamientos; Isaías no convocó a los profetas oficiales de la corte para que le ayudaran a escribir su profecía; Jesús o Pablo tampoco pidieron a tradición humana alguna que complementara sus enseñanzas. Cuando Pablo habla de la “tradición” es una tradición que se halla, precisamente, subsumida a las Escrituras (1 Co. 15:1-10) y cuyo centro es Jesucristo. Es decir, Casanova no maneja nada bien la materia de "Introducción Bíblica".
Otro tema, favorito del hermano Casanova, es la explicación de que Jesús hablaba arameo y que entonces no hay pierde en cuanto a la identificación de Pedro como piedra fundante de la Iglesia. Teólogos serios como Hans Küng, han aclarado que no hay tal cosa como jerarquía o sucesión apostólica. Que se trata de una doctrina humana y que por lo tanto puede ser cambiada. Parece que el hermano Casanova nunca leyó a Küng siendo aun protestante, de otra manera hubiese pensado dos veces su postura. Esa es una debilidad en su conocimiento de “teología contemporánea”.
Es mi opinión, que el hermano Casanova estudiará de nuevo todos estos puntos y, preveo su retorno a la fe evangélica. Creo que él no tuvo ni el tiempo ni la madurez para evaluar, reflexivamente, toda la evidencia. Que Dios toque de nuevo al hermano Casanova y que todos aprendamos, con su experiencia, la importancia de la buena formación bíblico-ministerial.
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