sábado, 13 de junio de 2009

La Biblia y las potencias económicas

El hermano Juan Alberto Rabah, abogado, nos dice: "parece desprenderse de tu texto [La Biblia, ¿Socialista o Capitalista?] que para Dios es indiferente la forma como se dan las relaciones económicas entre los seres humanos...me gustaría mucho que pudieras profundizar este tema en otro artículo." Bienvenidas las críticas y solicitudes. Agradezco a Juan Alberto, su valiosa observación y quizá tendré que expresar esta idea en más de un artículo.

Dios controla los imperios. Ese es el testimonio bíblico. La dificultad es que usa su control no “siempre” en beneficio de quienes consideramos justos, “oprimidos” o “religiosos”. Veamos algunos ejemplos. Asiria, Babilonia y Persia en el oriente y Egipto, en el suroccidente, son el azote de Israel. Moisés había entregado la Ley y de ella Deuteronomio hizo un prontuario (Dt. 28-30). Los profetas usaron ese prontuario como el termómetro de la fe de Israel. De ese termómetro se deriva la relación de Israel con las potencias económicas.

Israel, frente a los imperios económicos, se consideraba débil, justo y religioso. Es decir, digno de la protección de Dios y mejor que otras naciones. Desafortunadamente, su termómetro no era el de Dios y el Señor envío en contra de Judá a los caldeos. A los caldeos Habacuc les llamó “nación cruel”, “presurosa”, a “poseer moradas ajenas”, “formidable”, “terrible”, es ella “su propia justicia”, “pasará como el huracán y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios” (Hab.1:6-11).

De Nabucodonosor dice: "pondré mi espada en su mano", hasta que el Señor haya acabado toda su obra" (Is.10:12). En los versos 15 en adelante, Isaías compara a Asiria con un hacha con la que Dios corta , una sierra que Dios mueve, un báculo que Dios levanta (10:15), una hoguera que Dios enciende (16), y un azote que Dios alza (10:26).

Asiria era considerada la potencia más voraz de la antigüedad, pero desde su imperialismo, que Dios no dejará impune, se yergue la sombra, que según Isaías es, nada mas y nada menos, que la mano del Señor. Por ello, cuando Senaquerib invade Israel, ya sea en 701 a. C. o 688 a. C, Isaías describe al enemigo asirio como instrumento de Dios contra su pueblo (Is. 10:5-7, 12). Dios lo envió (Is.10:6ab) y puso su ira en mano del asirio (Is.10:5, cp. Ez.30:14).

Pero ladrón que roba a ladrón, en la justicia divina, tiene mil años de condenación. Las potencias no son exculpadas del mal que hacen a otros. Cuando Dios haya realizado sus propósitos a través de Babilonia, los castigará por sus injusticias (Jer. 25:12-14, 27:7, 50:1-51:64). Si Babilonia había sido "el martillo de la tierra" (Jer. 50.23), ahora Dios dirigirá contra ella "los instrumentos de su furor, porque ésta es obra de Jehová" (Jer. 50:25). Isaías describe el ataque en que cayó la ciudad de Babilonia ante los medos (circa 538 a.C. Is. 13:17-22). Dios mueve a los medos contra Babilonia (13.17, cp. 2 Cr.36:22, Esd. 1:1, cp. 1:5). Y mas adelante, Isaías 44:24 a 45:7 describe a Ciro, libertador persa, como el ejecutor de la justicia de Dios en contra de los medos.

Como se ve, en ese molino de la historia no se salva ni Israel, ni las naciones chicas. No se salvan los que se creen escogidos, justos y religiosos, ni tampoco los imperios. Dios puso su termómetro y con ese mismo termómetro que juzga a la nación de su pacto, juzga a las naciones cuyos imperios caen uno tras de otro: Egipto, Babilonia, Asiria, Media, Persia, Grecia y Roma.

Un momento especial es cuando Dios llama a José a sanear la economía egipcia para proteger a los descendientes de Jacob. José obliga a los egipcios a proveer para los tiempos de crisis (Gn.47). El “compró” a cambio de alimentos las posesiones de los egipcios. Los egipcios quedan pagando un impuesto del 20% (una quinta parte), al faraón del fruto de la tierra, que era para hacer sostenible la semilla que recibían (v.23), y el pueblo se queda de dueño del 80% restante: “y las cuatro partes serán vuestras, para sembrar las tierras y para vuestro mantenimiento” (v.24). Eso es, claramente, sanear la economía Egipcia, si del imperio, para generar riqueza en tiempos de escases y proteger de esa manera a su pueblo. Dios preparaba el camino a Israel, la nación de cuyo linaje vendría el Mesías.

Lamentablemente, la Biblia no presenta una “historia materialista”, en la que fuerzas ciegas de la dialéctica saben "personalizase" para colocarse siempre del lado del oprimido. En el caso de la Biblia no es así. Sólo “el justo por la fe vivirá”. (Hab.2:4). Dios mide a Israel y a tu nación según Deuteronomio 28-30. Luego veremos qué piensa Dios de nuestras riquezas personales.

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