Irán es la antigua nación que la Biblia llama Persia. No son árabes sino tribus nómadas, indoeuropeas, quizá, provenientes del sur de Rusia, que se asentaron en Irán, unos dos mil años a. C. Alrededor del año 550 a. C., el persa Ciro II conquistó a los medos, invadió el nor occidente de India y subyugó a Babilonia, en 539 a. C. (Dn.5:30).
Isaías anunció que Ciro restauraría el templo de Israel (Is.44:28). El liberaría a los judíos exilados en Babilonia (Is.45:1). En el año 539 a. C. tras capturar Babilonia, Ciro ordenó la reconstrucción del templo en Jerusalén (2Cr.36:22,23; Esd.1:2). Como Ciro había devuelto a otras naciones los dioses, que Nabonido, rey babilonio había coleccionado (cf. Is.46:1ss), a Israel devolvió los utensilios del templo (Esd.1:7). Por eso en el marco del retorno de los exilados a sus pueblos, permite a los judíos reconstruir su templo bajo la administración de Esdras (Esd.6:3).
Este momento de esplendor persa, coincide con los primeros tres años de Daniel en Babilonia en los que el joven judío prosperó (Dn.1:21; 6:28; 10:1). Pero luego fue trasladado a Susa, la capital persa (Dn.8:2). En el año 530, Ciro fue sucedido por su hijo Cambices, con quien cogobernó cuando el imperio fue además dividido en grandes regiones a cargo de sátrapas. Darío (522-486 a. C.), Jerjes (486-465 a. C.) y Artajerjes I (465-424 a. C.) sucedieron a Ciro, originando la pugna con los griegos y la eventual victoria de estos.
Esdras era una suerte de secretario de estado de asuntos judíos para los persas (Esd.7:12). Otro judío de alto rango era Nehemías, copero de Artajerjes quien logro que el rey le nombrara gobernador de Judá (Ne.8:9). Además consiguió permiso para reconstruir los muros de la ciudad (Neh.1-7) cerca del 445 a. C. Eso es parte de lo que la Biblia dice de Persia.
El moderno Iran se ha forjado en medio de rivalidades, desde la Primera Guerra Mundial, buscando hacerse de los recursos petroleros. Estuvo ocupado por los aliados, desde agosto de 1941 hasta 1946, durante la Segunda Guerra Mundial. También, como Iberoamérica, fue territorio disputado durante la Guerra Fría, teniendo Occidente de aliado al Sha, de la dinastía Pahlavi, que gobernó desde 1926 hasta 1979. Sin embargo, la revolución islámica del Ayatola Khomeini reclamó la tierra para el Islam, en 1979.
Consistió la revolución religiosa iraní en justificar, desde el Islam, el gobierno religioso, por medio de un grupo de líderes muy conservadores, en contra de occidente y de Israel. Es una revolución que se llevó a cabo en las ciudades y sin grandes expresiones de violencia. Exceptuando la toma de la Embajada Americana en Terán, por un grupo de estudiantes, a los cuales apoyó decididamente el gobierno islámico. Entre los captores de la embajada se hallaba el actual Presidente de Iran, Mahmud Ahmadineyad. Pero, en estas elecciones 2009, han resurgido las antiguas ideas de modernidad y libertad cimentadas desde la dinastía Pahlavi.
El ex primer ministro Mir Husein Musavi, inspira una suerte de perestroika, o renovación, de la cual se ha convertido en símbolo, tras su denuncia de valladares al libre sufragio. Las protestas multitudinarias tienen en mente una república más política y menos religiosa, cuyas decisiones sean democráticas y menos bélicas. Entre tanto, hay grandes temas en juego, el 30% de las reservas de petróleo; el lavado de Uranio para armas nucleares, la libertad religiosa, las libertades civiles y políticas para los iraníes y la amenaza a Israel, que son todos temas de gran importancia para Occidente. La oposición, pide al presidente Obama intervenir en la crisis, dando señales claras de liderazgo.
El estilo democrático y más libre de la antigua Persia, quizá reaparezca de nuevo, eso prefiguran las manifestaciones. Pero, el Dios que dirigió a Ciro es quien tiene en sus manos, aún hoy, el poder sobre las naciones. De él esperan los pueblos la última palabra.
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