1. La incidencia histórica de la Reforma protestante ayer y hoy
El protestantismo, desde su nacimiento en el siglo XVI, se fundamentó en la libertad. Recordemos que la Reforma nació bajo los impulsos del una actitud de libre examen frente a las fuentes del cristianismo. Por ella, tuvo lugar la libertad de conciencia, la cual los historiadores contemporáneos señalan como la fuente de las otras libertades en Europa.
Fue por esa libertad de conciencia que Lutero redescubrió por el estudio de la Biblia, la justicia de Dios. Por ello, fue natural que, en el marco de la Reforma, surgieran proyectos importantes de lucha por mantener esa libertad, primero frente a la Iglesia, luego frente al rey y posteriormente frente al Estado. Erasmo de Rotterdam (1466-1536), Martín Lutero (1483-1546) y Juan Calvino (1509-1564), sostuvieron batallas intelectuales, políticas, y aun físicas, para defender esa libertad, en el marco de una nueva visión del mundo y de la fe.
Esa semilla de libertad dio fruto cuando en en 1555, se firmó la paz de Ausburgo. En Ausburgo, se extendió el reconocimiento medieval “cujos regios ellos religio”, "cual es la religión del principe es la religión de pueblo", a las regiones protestantes y a sus reyes. Ahora ya no sólo Lutero gozaba de libertad religiosa, también las regiones bajo el principe protestante.
Eventualmente, las conversiones a la fe evangélica que se dieron en Francia, produjeron la persecución de los protestantes franceses. Miles murieron en tales persecuciones. Para poner fin a la persecución los calvinistas, en 1598, ya bien organizados, cabildearon y lograron que se firmara un edicto de tolerancia. El edicto de Nantes resulto en la libertad de conciencia para la nación francesa. Noten Uds. Ya no se trata sólo de Martín Lutero, tampoco sólo de las regiones protestantes en Alemania. Ahora, también es un beneficio que se extiende a otra nación. La semilla que Lutero sembró es ahora un árbol grande y fuerte.
Eso no evitó que la persecución continuara. Tras luchas políticas contra la Reforma por quienes detentaban el poder en Europa, los calvinistas de nuevo cabildearon. Con su intervención se logró poner fin a la guerra de los treinta años en 1648 y se decretó la tolerancia religiosa en todo el continente europeo. Pero con eso algo sumamente serio pasó. Ahí estaba terminando el poder del Sacro Imperio Romano. Fernando II, el emperador de entonces, no estaba nada contento. Por que ahí se estaban reestructurando las líneas de poder y autoridad en el continente europeo. El una vez todo poderoso imperio romano había perdido su poder absoluto y con él, el de la Iglesia. Frente a eso es bueno detenernos y preguntarnos, ¿será que puede hacerse lo mismo en América Latina, frente a un estado centralizador política y filosóficamente?
Los reformadores, hasta su muerte, sostuvieron este mismo compromiso: hacer que su fe incidiera en su país. Zuinglio perdió la vida en 1531, mientras servía de capellán en el ejército de Zurich que peleaba contra otro cantón suizo por los principios de la Reforma. Knox, tras la abdicación de la Reina María, predicó en la coronación del hijo de Maria, el rey James IV, en 1567, poco antes de morir. Lutero, murió cuando viajaba a mediar en la disputa entre dos nobles luteranos. Tras su muerte, fue sepultado en el Castillo de la Iglesia de Witemberg. Calvino, fue enterrado el próximo día de su muerte, el 27 de mayo de 1564, para evitar que fuera venerado en la ciudad de Ginebra. Erasmo, de 71 años, murió en Basilea en 1536, siendo aun sacerdote católico, fue enterrado con oficios protestantes en un contexto eminentemente protestante.
El calvinismo, mas que el luteranismo tuvo logros grandes, no sólo en la conquista espiritual de Europa sino en un movimiento político de gran proyección. El calvinismo sirvió de mediador en dos grandes conflictos políticos de Europa. Primero, detuvo la persecución contra mas de un millón de franceses, con el edicto de Nantes. Segundo, medió en la firma de la paz de Westfalia que puso fin a la guerra de los treinta años en 1648. Con esa firma se terminó el poder del sacro imperio romano y surgió Francia como potencia europea, un país que a la sazón cobijaba a la Reforma.
Por lo dicho hasta aquí, no parece extraño que afuera de Europa, en el período posterior a la Reforma, hayan surgido, en el marco del calvinismo, corrientes que dieron un nuevo brillo al significado del cristianismo. Se trata del Metodismo, cuyo impacto en la historia de Inglaterra tiene un claro giro político social. Asimismo, del pietismo, que surgió dentro del calvinismo inglés y holandés. El movimiento bautista, que proyectó la fe en Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Y el puritanismo, que en Holanda, Inglaterra y Estados Unidos surgió como la raíz de un movimiento asceta de reforma espiritual y social. El denominador que une a estos movimientos es el cambio social que en diferentes ámbitos se pone en marcha con el movimiento espiritual de la Reforma.
Producto de esos movimientos, hubo distintos resultados de transformación social. No olvidemos que la conversión tuvo ángulos políticos, sociales y económicos. Se trate de reformas al clero en alemania, o de la respuesta de los obreros a la predicación de Wesley en Inglaterra, y de la independencia de la Iglesia frente a la Iglesia estatal tras el primer avivamiento americano, la visión es la misma.
Es la visión que, por ejemplo, destruyó el vínculo que existía en el puritanismo entre la Iglesia y el Estado, que cimentó la ética de trabajo de los puritanos, que fomento la superación en la escala social de los metodistas y la estabilidad socio-política en Inglaterra; que llevó a los ministros de culto a tener influencia como líderes sindicales en Inglaterra. Así, incidió la Reforma en la vida de Europa en los siglos subsiguientes a la Reforma. (siga abajo…)
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