viernes, 7 de agosto de 2009

El Jubileo bíblico ¿un incipiente mercado de tierras? I

El Jubileo ha recibido por lo menos tres tratamientos exegéticos. Hay quienes han sugerido que el Jubileo es una buena ley que no se cumplió. Otros han sugerido que el Jubileo se cumplió esgrimiendo pasajes de la legislación mosaica.

[Estan relacionadas la legislación de “liberación de esclavitud” con la del “el reposo de la tierra”, en Levítico 25. Por ejemplo, los fieles tienen que atender generosamente a los necesitados, "porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, Abrirás tu mano a tu hermano" (Dt. 15:11). Muchos pasajes del Antiguo Testamento aluden a esta legislación (Ex 21:1-6; 23:10-11; Dt 31:10-13; Neh 10:31) y Jesús mismo cita a Dt 15:11 para mandarnos a atender a los pobres (Mt 16:11; Mr 14:7; Jn 12:8). Juan Stam, El año del Jubileo. 18/12/2007.]

Aun otros, agregan al cumplimiento, el que Lev. 25 se lea como una suerte de Reforma Agraria con sentido socialista, cumplido en ciertas ocasiones y desobedecido en otras.

El riesgo de los paradigmas clásicos
Es importante reconocer que los paradigmas clásicos decimonónicos de libertad por un lado y de planificación centralizada, siempre tratan de colarse en la lectura del texto. No es difícil encontrar en torno a este pasaje la expresión “una total reforma agraria” (Stam: “La Biblia y el capitalismo”) “una especie de reforma agraria” (Hanks 1982: 141-154; Severino Croatto 2001:115, nota 20 Isaías 56-66; Ross y Gloria Kinsler 1999:76-84; 2000:65-75). La compasión sugerida por el texto se vincula a la planificación centralizada, dando a entender que reasignar la tierra era la tarea de los jueces, o quizá de la monarquía, cosa que a estas alturas es un anacronismo. No hay Estado ni monarquía que ejecute la redistribución aludida.

El paradigma de la libertad corre en la Biblia juntamente con el de la compasión. La compasión siempre es un llamado a la libertad. No hay compasión en la espiritualidad bíblica, aparte del ejercicio de la libertad que se vuelca al prójimo. Por eso, la condicionalidad de estos mandamientos, es un dato importante, expresado en el modo subjuntivo de la traducción castellana. Condicionalidad que obedece, precisamente, al inesperado dictamen de la libertad de cada quien.

Las divisiones del pasaje
El texto presenta una frase cuya repetición se ha sugerido como su estructura: “Cuando tu hermano empobreciere” (v.25, 35 y 39). Según esa división, vender la tierra (25-28), trabajar como jornalero (35-38), y venderse como esclavos (39-43, 47-55), sugeriría un proceso de empobrecimiento progresivo del ser humano. El problema de esta división es que centra el capitulo en la pobreza y dice poco de la idea central del pasaje: que le pasa a la tierra y qué del reposo. Otra posible estructura del pasaje toma en cuanta a la tierra así: “Cuando hayáis entrado en la tierra” (v.1), “guardad mis mandamientos y la tierra dará sus frutos” (v. 18-19) “yo os saque de la tierra de Egipto para daros la tierra de Canaán”, de ahí la compasión al pobre y al extranjero (v.38, 42, 39-55). Esta segunda forma de ver el pasaje subraya, con el espíritu de Levíticos 25, la centralidad de la tierra y del éxodo, si bien, dice poco de su reposo.

Aun otra forma de dividir el pasaje sería en torno 1. al reposo de la tierra (v.2), 2. a la libertad en la tierra (reposo) (v.8-12) y 3. al método de recompra de la tierra (v.13-34). Este método incluye: 4. el ejercicio de la compasión voluntaria (v. 35-55), elemento central en la economía Bíblica. En esta interpretación, la tierra y su reposo son lo central y se recupera el sentido explicito del pasaje, un proceso de reasignar lo que se tiene en posesión, presentando como incentivo para la compasión, la misericordia de Dios, mostrada en el Éxodo (Lv.25:38, 42, 55).

El contexto mayor es el marco de las fiestas judías o tiempos sagrados, el sabbath semanal (Lv.23:3), la Pascua y la fiesta de Panes sin Levadura (23:4-8), la fiesta de los Primeros Frutos (23:9-14), la fiesta de Las Semanas (23:15-22), la fiesta de Las Trompetas (23:23-25), el Día de Expiación (23:26-32), la fiesta de Los Tabernáculos (23:33-44), y el Año Sabático (25:1-7). Todas orientadas a expresar que no sólo las personas, lugares y actos son sagrados, sino también los tiempos. Roy B. Zuck (Ed), Eugene H. Merrill “A theology of the pentateuch” 1991:58-59. En este caso, es preciso entender el tiempo “de reposo” de la tierra, desde la perspectiva de Dios.

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