Noveno compromiso
Mantener unidas la predicación a toda la problemática humana
Problema: ESTAMOS PASANDO POR ALTO LA PREGUNTA PRINCIPAL DEL OYENTE"QUE SIGNIFICA ESTO PARA MI"; “CUAL ES MI RESPONSABILIDAD AQUI Y AHORA”
¿Es espiritualidad lo que nada tiene que ver con lo material? ¿Existen los valores espirituales y materiales como ámbitos separados? ¿Es la disciplina ajena al amor a Dios y al prójimo o es integral?
Dios es la primera y máxima realidad del creyente, espiritualidad es declarar a Dios señor de este mundo y trabajar porque su voluntad sea hecha como en el cielo “así también en la tierra”. Por eso, es imposible ser espiritual aparte de la creación, sencillamente, porque Dios no tiene territorio sobre el cual ser declarado rey (Ex.15:16-18).
En términos bíblicos, no se puede hablar de espiritualidad aparte de la creación. En Génesis, Dios nos entrega un mundo para sojuzgarlo y dominar sobre el (Gn.1:26-27). El plan de Dios consiste en que el hombre sea vicerrector suyo. Dios ordenó: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla (Gn.1:28). Lo “administrable” incluye el trabajo, la cultura y el progreso (Gn.2:15), la familia (2:28), y el reposo (Gn.2:3).
La serpiente magnifica la prohibición, así se origina el legalismo, sembrando dudas sobre la bondad de Dios: “con que Dios os ha dicho no comáis de todo árbol” (Gn.3:1) e invita a la desobediencia diciendo: “no moriréis, sino que sabe Dios que el día que de él comáis, serán abiertos vuestro ojos, y seréis como Dios sabiendo el bien y el mal” (Gn.3:4-5). Dios había dicho “De todo árbol del huerto podéis comer” (Gn. 2:15-17). La provisión de Dios, su bondad y gracia son patentes en el amplio permiso que dio al hombre. La única prohibición del Edén anticipa la ley que moldeará el carácter del hombre (Gn.2:17).
Ya en el Génesis aparecen dos ideologías en conflicto. La ideología de la serpiente es que el hombre se emancipe de Dios y adquiere una agenda propia. Todo hombre que vive sin Dios tiene un compromiso con la idea de la serpiente. El hombre, sin darse cuenta, se adhirió a la ideología de la serpiente y sufrió las consecuencias: muerte social “tu deseo será para tu marido y el se enseñoreará de ti” (Gn.3:16). Muerte ecológica: “maldita será la tierra…espinos y cardos te producirá” (Gn3:17-18). Muerte física: “polvo eres y al polvo volverás” (Gn.3:19). Muerte espiritual: “y lo sacó Jehová del huerto” (Gn.3:23).
La ideología de la serpiente “promete” éxito al ser humano que se declara autónomo frente a Dios. El entorno humano desde entonces quedó marcado por la idea de la serpiente: “no moriréis”, vida sin Dios y “seréis como Dios”, autonomía de Dios. El trabajo, la cultura, la familia, el progreso y el reposo (Gn.1-2), fueron capturados por esta autonomía. Es decir, tener salud aparte de Dios (esperanza terapéutica); provisión aparte de Dios (esperanza materialista); seguridad aparte de Dios (esperanza militarista); ocio y confort aparte de Dios (esperanza tecnologista), cosas que conducen al fracaso ante Dios.
La palabra de Dios tendrá como propósito volver el hombre a Dios y guardar al ser humano de todo abuso en su contra: del otro, del monarca, de la enfermedad, de la guerra, de la pobreza y de la violencia y del pecado. Para ello el hombre vivirá en la fuerza del Espíritu, en la comunión de la oración y a la luz de la Palabra de Dios, derrotando la autonomía de la serpiente.
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