¿Te pones la camisa verde o la azul? ¿Eres tu libre? ¿Te pones los zapatos negros o los café? ¿Eres tu libre? ¿Qué te hizo leer este blog? ¿Eres tu libre? ¿Qué otra cosa pudiste haber leído? ¿Qué otras opciones tenias para hacer ahora? Si lo pensamos por un momento, somos seres libres y nos sentimos libres. Eso nos hace responsables por el uso de nuestra libertad. Pero al fin de cuentas ¿es la libertad mala o buena?
Al momento de crear al hombre, Dios lo creo en estado de santidad, pero ese estado de santidad no era una santidad fija. No lo era, precisamente, porque si la santidad recibida por el hombre fuera un estado fijo, equivale a decir que el hombre no era libre. El hecho de que el hombre podía cambiar su estado de santidad, es precisamente aquello que lo hacía responsable de obedecer a Dios en todo. Al usar el hombre su libertad de manera contraria a lo establecido por Dios, cambió su estado de santidad por un estado de pecado. Era un acto de desobediencia fundado en su libertad.
Cuando la serpiente se acerca a la mujer y la invita a desobedecer a Dios, lo que está haciendo es “tentándola” para derrotarla. El propósito de la tentación es sucumbir ante ella. En cambio cuando Dios permite que su autoridad pueda ser desafiada y que la primera pareja pueda o no desobedecerle, los está “probando” y el fin de la prueba no es salir derrotado sino superar la prueba para crecer y madurar. Tanto la tentación como la prueba dependen de algo importante, que las personas que la enfrentan sean libres y puedan escoger libremente entre el bien y el mal.
Nosotros, si hubiéramos estado al lado de Dios cuando Él creaba al hombre, no hubiésemos podido resistir opinar al respecto. Le habríamos recomendado a Dios que no le diese libertad al ser humano. Le trataríamos de persuadir diciendo “Señor mira la violencia humana”; “señor toma en cuenta la decadencia de las civilizaciones”, “Señor ¿ves el sufrimiento de tanto inocente?”. Dios nos hubiera respondido, “si veo todas esas cosas”. Si pudieras ver tú todos los planes que Dios podría poner en marcha, con sus luces y sombras, tendrías que conceder que este que incluye la presencia del mal es el mejor de ellos. Pero no puedes verlos; sólo puedes confiar que Dios escogió lo mejor. Dios escogió crearte como un ser libre, aún con la posibilidad de apartarte de él.
Por supuesto que Dios pudo crear autómatas, robots adoradores, programados para decir todo el día “te alabo Señor”, “reconozco tu poder y dominio” y “soy tuyo señor”. Pero tales máquinas no darían honra a Dios. Dios podría también hacer que con uno sólo de sus pensamientos la humanidad entera cayese de rodillas ante él adorándole. Pero eso tampoco traería honra a Dios.
Con base en el testimonio de las Escrituras sobre la libertad del ser humano, estamos convencidos que lo único que trae gloria y honra a Dios es que los hombres le busquen y se sometan a él, y que al hacerlo, lo hagan voluntariamente, es decir, a partir de la raíz misma de su libertad.
Así pues, Dios al crearte, te dotó de libertad y te dio algo bueno. Por eso tu búsqueda de Dios y tu encuentro con el llenan tu corazón. Porque cuando te abrazas a Jesús, mas que una orden de la razón estas cumpliendo con un dictado profundo de tu ser. No es tu agenda coincidiendo con la de Dios. Es tu conciencia respondiendo a su creador. Así es como usas la libertad con que Dios te creo.
Guillermo W. Méndez (1955- ). Teólogo guatemalteco. Estudió en Guatemala y Estados Unidos. Maestría en Teología, Seminario Teológico de Dallas, 1982; Maestría en Ciencias Sociales UFM, 1994. Suma Cum Laude. Diploma de excelencia docente, Facultad de Ciencias Económicas, URL, 1995. Ha investigado sobre Derecho, Economía y Política. Autor de "Una vida con responsabilidad",(2005).
sábado, 25 de julio de 2009
miércoles, 15 de julio de 2009
La Biblia y el Gobierno Limitado
El gobierno mas limitado es el del monarca. Ahí solo él gobierna. Es preciso hablar, no de un gobierno limitado, en ese sentido, sino hablar de la limitación en el ámbito de aplicación o jurisdicción del gobierno. Es importante aclararlo. No es lo mismo un gobierno chico que lo controla todo, que un gobierno cuya aspiración es beneficiar al mayor número, con la menor intromisión posible, en los asuntos que no le competen.
Dos formas de ley limitan al gobierno. La primera es el Derecho Consuetudinario. Este es anterior a la ilustración. Es el Derecho de la Roma republicana (509-150 a. C.) y -- su similar y mas primitivo-- Derecho Consuetudinario de las tribus germánicas del norte europeo (500-1000 d. C.). La idea de ambos es, precisamente, que los gobernantes se sujeten al derecho basado en la costumbre, aun cuando les sea contrario. En la tradición británica se encuentra esta idea desde 1215 d. C., además de la separación de poderes que los franceses propondrían a partir del siglo XVIII.
La otra forma de limitar el gobierno es a partir de la separación de poderes y de leyes positivas que permiten al gobernante hacer solo lo que la ley le autoriza. Esa ley positiva y la separación de poderes, nacen de la Ilustración. Sin embargo, modernamente, es la Constitución de Estados Unidos, la primera que establece la separación de poderes, las libertades individuales y la jurisdicción limitada del Estado sobre las vidas de las personas. La fuente de esos criterios va de vuelta a la república romana, que inspiró a los federalistas y, en su ética, a la Biblia.
Sobre la posibilidad que ideas religiosas hayan dado origen al gobierno limitado en Europa, resulta aventurado afirmarlo. No es relevante si los documentos religiosos lo enseñan o no. Lo determinante es si los actores políticos abrazaron tal postura por razones religiosas o si lo hicieron por la combinación de factores, tales como, falta de desarrollo institucional, el peso del Derecho Consuetudinario y la ausencia del ambicioso racionalismo centralizador.
Anterior a la Reforma, el ímpetu del gobierno era, según Gregorio VII (1075-1083), hacer del mundo un protectorado bajo el cuidado de la Iglesia. Las reformas jurídicas del papa lo hicieron juez y parte, con el Derecho Canónigo, como reflejo religioso de la ley positiva de Justiniano (529 d. C.), que ordenaba y controlaba los diversos ámbitos de la vida, cuando la única visión aceptable de la vida era la vida religiosa.
Posterior a la Reforma, Calvino fue más caudillista y racional como gobernante. Lutero optó por el derecho de los electores de Sajonia de ahí que quemó, no sólo la Bula de Excomunión, sino también el articulado del Derecho Canónigo. Hay en ambos reformadores una opción por el gobierno local municipal, en contraposición al gobierno “central”, que se asume en “El Príncipe” de Maquiavelo (1513), contemporáneo de los reformadores. Las tradiciones religiosas reformadas no enseñan explícitamente el gobierno limitado. Ni Lutero ni Calvino pensaron como después pensarían los franceses y norteamericanos.
Inglaterra, Suiza, Holanda son naciones que vivieron bajo diversas expresiones religiosas. La lucha en Inglaterra entre católicos y protestantes no se dilucida con la Reforma de Enrique VIII, que para todos los fines prácticos era un teólogo católico. Suiza, Holanda y el resto de Europa no se definen como protestantes, sino hasta después de la Paz de Westfalia (1648), cuando conviven católicos y protestantes con gobiernos mixtos.
Así, Francia, España, Austria y Bélgica siguen siendo católicas. Alemania es luterana al Sur y católica al Norte; Suiza es, en algunos cantones, católica y, en otros, protestante. Inglaterra será católica (anglicana de vía media) hasta el siglo XVII, razón por la que salieron los puritanos calvinistas. Holanda será católica hasta su independencia de España en el siglo XVII. Por estas razones, resulta dificil decir que la prosperidad de todos estos países se deba al gobierno limitado que viene de la Biblia.
Esto no niega que hay influencia protestante en todos estos gobiernos. De hecho, fueron mejores gobiernos, no porque se basaron en la Biblia, sino porque la cultura protestante fue más abierta a los cambios democráticos, a la disidencia, a la libertad de pensamiento y de acción, etc. De ahi la importancia de la tesis weberiana sobre el protestantismo. Las libertades vienen de Dios, pero los controles sobre el monarca venian de otras fuentes sociales.
Las teorías científicas (especialmente de las ciencias sociales) no necesitan ser respaldadas bíblicamente para ser reconocidas como verdades. Las verdades científicas, incluyendo las de la política, se han desarrollado muchas veces al margen de las enseñanzas bíblicas directas, pero no por eso dejan de ser verdades.
Las verdades científicas tienen derecho a existir por su valor intrínseco, independientemente, de la filiación religiosa de quien las descubra o promueva. Si algo es verdad, entonces viene de Dios, aunque no haya un versículo bíblico específico que la respalde. Ni tiene que haberlo para que esa verdad se valide.
Lo que sí debe quedar claro, en todo esto, es que cualquier verdad científica, de la disciplina que sea, será siempre una verdad relativa. Nadie tiene por qué sacralizar ninguna verdad, aunque parezca coincidir mejor con nuestra tradición religiosa o con nuestra interpretación particular de la Biblia.
Dos formas de ley limitan al gobierno. La primera es el Derecho Consuetudinario. Este es anterior a la ilustración. Es el Derecho de la Roma republicana (509-150 a. C.) y -- su similar y mas primitivo-- Derecho Consuetudinario de las tribus germánicas del norte europeo (500-1000 d. C.). La idea de ambos es, precisamente, que los gobernantes se sujeten al derecho basado en la costumbre, aun cuando les sea contrario. En la tradición británica se encuentra esta idea desde 1215 d. C., además de la separación de poderes que los franceses propondrían a partir del siglo XVIII.
La otra forma de limitar el gobierno es a partir de la separación de poderes y de leyes positivas que permiten al gobernante hacer solo lo que la ley le autoriza. Esa ley positiva y la separación de poderes, nacen de la Ilustración. Sin embargo, modernamente, es la Constitución de Estados Unidos, la primera que establece la separación de poderes, las libertades individuales y la jurisdicción limitada del Estado sobre las vidas de las personas. La fuente de esos criterios va de vuelta a la república romana, que inspiró a los federalistas y, en su ética, a la Biblia.
Sobre la posibilidad que ideas religiosas hayan dado origen al gobierno limitado en Europa, resulta aventurado afirmarlo. No es relevante si los documentos religiosos lo enseñan o no. Lo determinante es si los actores políticos abrazaron tal postura por razones religiosas o si lo hicieron por la combinación de factores, tales como, falta de desarrollo institucional, el peso del Derecho Consuetudinario y la ausencia del ambicioso racionalismo centralizador.
Anterior a la Reforma, el ímpetu del gobierno era, según Gregorio VII (1075-1083), hacer del mundo un protectorado bajo el cuidado de la Iglesia. Las reformas jurídicas del papa lo hicieron juez y parte, con el Derecho Canónigo, como reflejo religioso de la ley positiva de Justiniano (529 d. C.), que ordenaba y controlaba los diversos ámbitos de la vida, cuando la única visión aceptable de la vida era la vida religiosa.
Posterior a la Reforma, Calvino fue más caudillista y racional como gobernante. Lutero optó por el derecho de los electores de Sajonia de ahí que quemó, no sólo la Bula de Excomunión, sino también el articulado del Derecho Canónigo. Hay en ambos reformadores una opción por el gobierno local municipal, en contraposición al gobierno “central”, que se asume en “El Príncipe” de Maquiavelo (1513), contemporáneo de los reformadores. Las tradiciones religiosas reformadas no enseñan explícitamente el gobierno limitado. Ni Lutero ni Calvino pensaron como después pensarían los franceses y norteamericanos.
Inglaterra, Suiza, Holanda son naciones que vivieron bajo diversas expresiones religiosas. La lucha en Inglaterra entre católicos y protestantes no se dilucida con la Reforma de Enrique VIII, que para todos los fines prácticos era un teólogo católico. Suiza, Holanda y el resto de Europa no se definen como protestantes, sino hasta después de la Paz de Westfalia (1648), cuando conviven católicos y protestantes con gobiernos mixtos.
Así, Francia, España, Austria y Bélgica siguen siendo católicas. Alemania es luterana al Sur y católica al Norte; Suiza es, en algunos cantones, católica y, en otros, protestante. Inglaterra será católica (anglicana de vía media) hasta el siglo XVII, razón por la que salieron los puritanos calvinistas. Holanda será católica hasta su independencia de España en el siglo XVII. Por estas razones, resulta dificil decir que la prosperidad de todos estos países se deba al gobierno limitado que viene de la Biblia.
Esto no niega que hay influencia protestante en todos estos gobiernos. De hecho, fueron mejores gobiernos, no porque se basaron en la Biblia, sino porque la cultura protestante fue más abierta a los cambios democráticos, a la disidencia, a la libertad de pensamiento y de acción, etc. De ahi la importancia de la tesis weberiana sobre el protestantismo. Las libertades vienen de Dios, pero los controles sobre el monarca venian de otras fuentes sociales.
Las teorías científicas (especialmente de las ciencias sociales) no necesitan ser respaldadas bíblicamente para ser reconocidas como verdades. Las verdades científicas, incluyendo las de la política, se han desarrollado muchas veces al margen de las enseñanzas bíblicas directas, pero no por eso dejan de ser verdades.
Las verdades científicas tienen derecho a existir por su valor intrínseco, independientemente, de la filiación religiosa de quien las descubra o promueva. Si algo es verdad, entonces viene de Dios, aunque no haya un versículo bíblico específico que la respalde. Ni tiene que haberlo para que esa verdad se valide.
Lo que sí debe quedar claro, en todo esto, es que cualquier verdad científica, de la disciplina que sea, será siempre una verdad relativa. Nadie tiene por qué sacralizar ninguna verdad, aunque parezca coincidir mejor con nuestra tradición religiosa o con nuestra interpretación particular de la Biblia.
jueves, 9 de julio de 2009
La Biblia y las finanzas de una potencia mundial
Una de las historias fascinantes de la Biblia es la vida de José. Sus vicisitudes terminan cuando Dios directamente le revela el significado de un sueño que explica el futuro de Egipto. En ese sueño esta la clave de la economía de Egipto como potencia mundial. Dios resuelve el problema de Egipto como un medio para proveer trabajo y comida a su propio pueblo.
Dios llamó a José a sanear la economía egipcia por medio de la previsión. José obliga a los egipcios a proveer para los tiempos de crisis (Gn.47). El “compró” a cambio de alimentos las posesiones de los egipcios. Los egipcios quedan pagando un impuesto del 20% (una quinta parte), al faraón del fruto de la tierra, que era para hacer sostenible la semilla que recibían (v.23), y el pueblo se queda de dueño del 80% restante de la tierra: “y las cuatro partes serán vuestras, para sembrar las tierras y para vuestro mantenimiento” (v.24). Eso es, claramente, sanear la economía Egipcia para generar riqueza para tiempos de escases y proteger de esa manera a su pueblo. Dios preparaba el camino a Israel, la nación de cuyo linaje vendría el Mesías.
El significado del pasaje (Gn.47), es que Dios usó a José, para proteger a su pueblo y para prosperar a los egipcios. Jacob afirma: “contra mi son todas estas cosas” (Gn. 42:36). No, como líder de la teocracia hebrea, “todas estas cosas” son a favor de Jacob y del linaje de Jacob. José aclara: “Dios lo encaminó para bien, para mantener vida” Gn. 50:20. Más adelante dice: “Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham” Gn. 50:24. Canónicamente, debe leerse el cierre de Génesis unido al inicio y desarrollo de Éxodo. Políticamente, Dios usó a una nación grande, para proteger al linaje del cual vendría el mesías y preparar al pueblo para convertirlo en nación, entregándoles la tierra prometida.
Hay una parte del relato que se ve y otra que no se ve. José usó su poder, según la voluntad de Dios, para proteger a su familia y alimentar a los hijos de Jacob. Pero eso no quiere decir que el poder y la riqueza del Estado sea la voluntad de Dios usarlos para beneficio de las familias del gobernante. En el caso del faraón, esto no dejo de ser ganancia que fortaleció a un imperio pagano. Es preciso fijar los límites hermenéuticos de la acción de José, en tanto se incluye reconocer que, en una economía intervenida, también hay enriquecimiento ilícito e impunidad que son una afrenta a Dios. Las intervenciones del Estado, son buenas intenciones que también producen malos resultados (abusos, corrupción, destino equivocado de los recursos, etc.).
Ante la posible quiebra financiera de Estados Unidos, el Estado ha optado por la intervención. El impulso del dinero ya dado (758 billones), ha sido más lento de lo que se esperaba. El rescate de financieras, empresas automotrices y el crecimiento de la economía, en general, se espera acelerarlo ahora con la inversión del "trillón de dólares", o sea de los mil billones (uno seguido de 12 ceros), sin que, hasta ahora, se hayan visto todos los resultados esperados.
En esta nueva gran "beneficencia americana" se espera dar dinero a los burócratas, en varios niveles de gobiernos municipales. Es la receta keynesiana aplicada, no a los pobres, sino a la burocracia. ¿De donde vendrá ese dinero? Una parte de impuestos, otra de préstamos y otra de inflación de los próximos 10 años. Tres venenos que tras tomarlos darán el dinero de vuelta al Estado. Lo que José hizo fue dar recursos a los productores para que crearan ellos la riqueza. La única fuente segura de la prosperidad. ¿Tendrá Estados Unidos con el trillón, los mismos resultados que con el dinero ya entregado? Es una pena que José no esté en Washington.
Dios llamó a José a sanear la economía egipcia por medio de la previsión. José obliga a los egipcios a proveer para los tiempos de crisis (Gn.47). El “compró” a cambio de alimentos las posesiones de los egipcios. Los egipcios quedan pagando un impuesto del 20% (una quinta parte), al faraón del fruto de la tierra, que era para hacer sostenible la semilla que recibían (v.23), y el pueblo se queda de dueño del 80% restante de la tierra: “y las cuatro partes serán vuestras, para sembrar las tierras y para vuestro mantenimiento” (v.24). Eso es, claramente, sanear la economía Egipcia para generar riqueza para tiempos de escases y proteger de esa manera a su pueblo. Dios preparaba el camino a Israel, la nación de cuyo linaje vendría el Mesías.
El significado del pasaje (Gn.47), es que Dios usó a José, para proteger a su pueblo y para prosperar a los egipcios. Jacob afirma: “contra mi son todas estas cosas” (Gn. 42:36). No, como líder de la teocracia hebrea, “todas estas cosas” son a favor de Jacob y del linaje de Jacob. José aclara: “Dios lo encaminó para bien, para mantener vida” Gn. 50:20. Más adelante dice: “Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham” Gn. 50:24. Canónicamente, debe leerse el cierre de Génesis unido al inicio y desarrollo de Éxodo. Políticamente, Dios usó a una nación grande, para proteger al linaje del cual vendría el mesías y preparar al pueblo para convertirlo en nación, entregándoles la tierra prometida.
Hay una parte del relato que se ve y otra que no se ve. José usó su poder, según la voluntad de Dios, para proteger a su familia y alimentar a los hijos de Jacob. Pero eso no quiere decir que el poder y la riqueza del Estado sea la voluntad de Dios usarlos para beneficio de las familias del gobernante. En el caso del faraón, esto no dejo de ser ganancia que fortaleció a un imperio pagano. Es preciso fijar los límites hermenéuticos de la acción de José, en tanto se incluye reconocer que, en una economía intervenida, también hay enriquecimiento ilícito e impunidad que son una afrenta a Dios. Las intervenciones del Estado, son buenas intenciones que también producen malos resultados (abusos, corrupción, destino equivocado de los recursos, etc.).
Ante la posible quiebra financiera de Estados Unidos, el Estado ha optado por la intervención. El impulso del dinero ya dado (758 billones), ha sido más lento de lo que se esperaba. El rescate de financieras, empresas automotrices y el crecimiento de la economía, en general, se espera acelerarlo ahora con la inversión del "trillón de dólares", o sea de los mil billones (uno seguido de 12 ceros), sin que, hasta ahora, se hayan visto todos los resultados esperados.
En esta nueva gran "beneficencia americana" se espera dar dinero a los burócratas, en varios niveles de gobiernos municipales. Es la receta keynesiana aplicada, no a los pobres, sino a la burocracia. ¿De donde vendrá ese dinero? Una parte de impuestos, otra de préstamos y otra de inflación de los próximos 10 años. Tres venenos que tras tomarlos darán el dinero de vuelta al Estado. Lo que José hizo fue dar recursos a los productores para que crearan ellos la riqueza. La única fuente segura de la prosperidad. ¿Tendrá Estados Unidos con el trillón, los mismos resultados que con el dinero ya entregado? Es una pena que José no esté en Washington.
sábado, 4 de julio de 2009
La Biblia y los Golpes de Estado
La Biblia menciona la ley en el jardín del Edén. Está en la cápsula de Génesis 2:17 “Mas del árbol de la ciencia de bien y del mal, no comerás”. Violar esta ley equivalía a una rebelión del hombre contra Dios. Por eso, el resultado tan severo “ciertamente morirás”. La primera gran rebelión de la humanidad implicó poner en duda todo el sistema que Dios le proponía para vivir. Esa es la idea de un golpe de Estado.
El contragolpe de Dios, fue derrotar las aspiraciones del hombre de “ser como Dios” y sujetarlo de ahora en adelante a un nuevo régimen (Gn.3:1-19). Ahora entra en vigencia el castigo de Dios a la mala elección y el premio a sus buenas escogencias, con base en la fe. En Éxodo 19, Dios da a su pueblo, la posibilidad de escoger o no su ley. El pueblo podía aceptar o no hacer un nuevo pacto con Dios. Al aceptarlo perfeccionan su compromiso con el. Éxodo 20:1-17, los “Diez mandamientos”, son el resumen inicial de ese compromiso. De ahora en adelante serían juzgados por actuar con fe, con base en esa ley.
Fue Israel quien dio un segundo golpe de Estado a Dios. El pueblo decidió tener un rey que no se sometiera a Dios (Dt.17:14-20). Quería un rey como las otras naciones. Eso era un rechazo al gobierno de Dios (1 S. 8:7). Equivalía a una rebelión contra Dios y a la ruptura del pacto.
Esa mala elección del pueblo, puso sobre ellos reyes que “hicieron lo malo a los ojos de Dios” y sedujeron al pueblo a “seguir dioses extraños”. Con ello se perdía algo más importante: el amor a Dios y el amor al prójimo, las ideas fundamentales de toda la ley.
El modelo político social más importante que propuso el Antiguo Testamento fue, precisamente, el infinito valor de la persona humana, contenido en la ley. La ley protegía al hombre, a la mujer, a la familia y daba responsabilidades a cada uno. Es una ley que da libertad para hacer y, por otro lado, obliga al amor.
Algunos prefieren pensar que el modelo político del A. T. es la monarquía, porque Dios es rey: Yahweh reina. Pero el poder de Dios siempre se manifiesta en hesed, misericordia y gracia. El poder no es un fin en si mismo, el amor es el fin. El rey convierte esa explicación en ley y resulta imposible separar el reino de Dios de su ley de amor.
El rey David tuvo un hijo, Absalón, su tercer hijo (2 S.3:3) quien intentó destronar a su padre (2 S.15:1-12). Asesinado por Joab, capitán de David, Absalón fue llorado por su padre con gran desconsuelo (2. S. 18:9-17). David, hombre de guerra, ejemplificó a sus hijos un estilo guerrero y armado. Lo que David usó para “defender al pueblo de Dios y el nombre de Dios”, su hijo lo tomó como licencia para hacerse del poder. Absalón, faltó a la ley de Dios en más de un sentido. Traicionó el amor de su padre y se rebeló contra su autoridad como hijo y como súbdito.
La ley es lo que determina si hay rebelión o no en contra del sistema. El espíritu de la Constitución hondureña de 1982, repudia todo continuismo y reelección. Precisamente, lo que Manuel Zelaya, mañosamente, trataba de cambiar. Zelaya ponía en riesgo el espíritu de la Constitución, por eso, las instituciones hondureñas, asidas de la ley, tenían suficientes indicios para deponerlo. La lección es que las normas generales deben siempre estar por encima de las preferencias personales, una lección que el presidencialismo, casi siempre, ignora.
El contragolpe de Dios, fue derrotar las aspiraciones del hombre de “ser como Dios” y sujetarlo de ahora en adelante a un nuevo régimen (Gn.3:1-19). Ahora entra en vigencia el castigo de Dios a la mala elección y el premio a sus buenas escogencias, con base en la fe. En Éxodo 19, Dios da a su pueblo, la posibilidad de escoger o no su ley. El pueblo podía aceptar o no hacer un nuevo pacto con Dios. Al aceptarlo perfeccionan su compromiso con el. Éxodo 20:1-17, los “Diez mandamientos”, son el resumen inicial de ese compromiso. De ahora en adelante serían juzgados por actuar con fe, con base en esa ley.
Fue Israel quien dio un segundo golpe de Estado a Dios. El pueblo decidió tener un rey que no se sometiera a Dios (Dt.17:14-20). Quería un rey como las otras naciones. Eso era un rechazo al gobierno de Dios (1 S. 8:7). Equivalía a una rebelión contra Dios y a la ruptura del pacto.
Esa mala elección del pueblo, puso sobre ellos reyes que “hicieron lo malo a los ojos de Dios” y sedujeron al pueblo a “seguir dioses extraños”. Con ello se perdía algo más importante: el amor a Dios y el amor al prójimo, las ideas fundamentales de toda la ley.
El modelo político social más importante que propuso el Antiguo Testamento fue, precisamente, el infinito valor de la persona humana, contenido en la ley. La ley protegía al hombre, a la mujer, a la familia y daba responsabilidades a cada uno. Es una ley que da libertad para hacer y, por otro lado, obliga al amor.
Algunos prefieren pensar que el modelo político del A. T. es la monarquía, porque Dios es rey: Yahweh reina. Pero el poder de Dios siempre se manifiesta en hesed, misericordia y gracia. El poder no es un fin en si mismo, el amor es el fin. El rey convierte esa explicación en ley y resulta imposible separar el reino de Dios de su ley de amor.
El rey David tuvo un hijo, Absalón, su tercer hijo (2 S.3:3) quien intentó destronar a su padre (2 S.15:1-12). Asesinado por Joab, capitán de David, Absalón fue llorado por su padre con gran desconsuelo (2. S. 18:9-17). David, hombre de guerra, ejemplificó a sus hijos un estilo guerrero y armado. Lo que David usó para “defender al pueblo de Dios y el nombre de Dios”, su hijo lo tomó como licencia para hacerse del poder. Absalón, faltó a la ley de Dios en más de un sentido. Traicionó el amor de su padre y se rebeló contra su autoridad como hijo y como súbdito.
La ley es lo que determina si hay rebelión o no en contra del sistema. El espíritu de la Constitución hondureña de 1982, repudia todo continuismo y reelección. Precisamente, lo que Manuel Zelaya, mañosamente, trataba de cambiar. Zelaya ponía en riesgo el espíritu de la Constitución, por eso, las instituciones hondureñas, asidas de la ley, tenían suficientes indicios para deponerlo. La lección es que las normas generales deben siempre estar por encima de las preferencias personales, una lección que el presidencialismo, casi siempre, ignora.
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