sábado, 10 de noviembre de 2012

Por qué escribo sobre teología


Inicie mis estudios teológicos en 1974. Durante mi estadía en el seminario en Guatemala conocí a gigantes, Leon Morris, el exegeta australiano que escribió docenas de libros y cientos de artículos sobre el Nuevo Testamento, quien fue parte de la protesta inglesa contra el formismo alemán. También visitó la escuela el pastor y diplomático protestante John Stott, conocido por presidir la redacción de “El Pacto de Lausana” en 1974. Gran impacto causó en el estudiantado la visita de Pedro Arana, el teólogo reformado peruano que había estudiado en Edimburgo Escocia. A John Stott le conocí más personalmente en un viaje que hicimos el escritor René Padilla, el profesor Guillermo Taylor y yo a Antigua. La parada en Florencia, camino a Antigua, se hizo para ver aves guatemaltecas, birth-watching era una de las pasiones de Stott.  Morris, Stott y Padilla fueron de gran inspiración porque habían dedicado su vida a publicar y además eran seres humanos de carne y hueso a quienes pude conocer.
Mientras estudiaba en Estados Unidos a partir de 1979 pude ver en persona a F. F. Bruce, prócer de la protesta inglesa contra el formismo alemán, quien impartió las conferencias bíblicas del Seminario Teológico de Dallas en 1982 sobre “Problemas en colosenses”. En esos años también visitó la escuela texana el teólogo español Francisco Lacueva, luego mi colega en el seminario en Guatemala y un gran teólogo. Había tenido mucho que ver con la conversión de Lacuerva al dispensacionalismo nuestro hermano Evis Carballosa, misionero en España y rector del seminario en Guatemala. Bruce y Lacueva fueron también incansables escritores toda su vida. Evis Carballosa siempre decía “Guillermo escribe, escribe, escribe.” El mismo había publicado ya un comentario breve sobre “Filipenses” y escribía a principios de los 80s su “Comentario de Daniel” y su “Comentario sobre Santiago”.
Mi experiencia como estudiante de teología estuvo siempre inspirada por la lectura, la escritura y las publicaciones a la sombra de grandes ejemplos. El Dr. E. A. Nuñez, mentor y padrino en muchos sentidos, me hizo participe de sus escritos. Leí partes de su “Caminos de renovación” y de “la Biblia y la sanidad divina”. Conocí algunos capítulos de su evaluación critica de “Teología de la liberación” cuando aun eran proyecto. Nuestras conversaciones giraban en torno a lo que estaba escribiendo o planeaba escribir. Y sus obras siempre eran un deleite por la claridad de la prosa y del lenguaje, con figuras oportunas que aclaraban el sentido.
Vecino mío de oficina, en Guatemala, en los años 80s, Lacueva estaba desde antes de las 7:00 a.m. escribiendo y llegaba a las 19:00 p.m. escribiendo. En esos años trabajaba en tres proyectos simultáneamente, la traducción de las notas a la Biblia de Ryrie, “El interlineal griego del NT” y su libro “Espiritualidad trinitaria”. Yo le admiraba por sus nueve tomos sobre teología sistemática “Curso de formación teológica,”  en mi opinión, aun la mejor teología sistemática escrita originalmente en castellano. Con el tableteo incansable de su máquina mecánica al lado, solo pared de por medio, le oía llenar docenas de páginas al día. Que gran inspiración.
No he dedicado ni una línea a hablar de mis profesores americanos porque todos ellos fueron y son aun incansables escritores en el campo de su especialidad. Yo tengo varios proyectos esperando publicación. Dos ya publicados, “Una vida con responsabilidad” y “Padres que enseñan responsabilidad.” El primero necesita retoque y revisión de ciertos capítulos. Queda “una Iglesia que enseña responsabilidad”; “La reforma protestante 500 años después” y “Prefacio a la dogmática evangélica” que esperan ver la luz.
Espero seguir publicando tanto en teología como en estudios bíblicos. He terminado el curso del primer año de griego y el curso del primer año de hebreo y una Sintaxis del Nuevo Testamento iniciada, así como muchos otros pequeños proyectos. Gran interés me ha despertado el estudio crítico del Nuevo Testamento desde la protesta evangélica inglesa. Un corto volumen espera ser publicado en ingles sobre ese tema dedicado a un gran amigo mío. Tengo también un texto de homilética casi completo del cual los ejemplos (sin la teoría) se publican semanalmente en “predica punto blog”. ¿Por qué escribo teología? Porque soy teólogo llamado por Dios a serlo y por el ejemplo de gigantes que me han inspirado a hacer mejor aquello a lo que Dios me ha llamado. 

2 comentarios:

  1. Profe Guillermo, doy gracias al Señor por teólogos como usted. A mediados de los 90's tuve el privilegio de recibir cátedras suyas en Seteca. Así como usted fue influenciado por algunos grandes teólogos desde los años 70's, así también he recibido la influencia de otros grandes que marcaron mi manera de reflexionar. Usted es uno de ellos. ¡Bendiciones de lo alto!

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  2. Qué generoso Karel. Un fuerte abrazo para ti y al servicio del Señor y tuyo siempre.

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