En primer lugar, Dios prepara un nuevo cuerpo para ofrecer la salvación prometida a Israel v. 1-4. La oferta de salvación ocurre cuando se celebra el inicio de las cosechas (Lev. 23:15-19) v. 1. Es adecuado celebrar la nueva cosecha expresada por la comunidad que nació ese día. La nueva edad ha empezado y Dios prepara un nuevo cuerpo para ofrecer la salvación prometida a todos los pueblos. La oferta de la salvación ocurre marcando la presencia de Dios v. 2. Un viento fuerte “arrasador” (Isa 17:12; 28:15; 29:6), como el viento que soplaría sobre los huesos secos (Ez.37:5-10; cf.Jn20:22) patentiza su presencia.
El viento llenó toda la casa, nos recuerda la consagración del tabernáculo (Ex 40:34-25) o el templo (1 R 8:10; 2 Cr 7:1-2 cf. Isa 6:1); el templo escatológico (Ez 10:4; 43:2-5), cuando una nube de gloria "llenó toda la casa". De modo que el viento poderoso del Espíritu marca a la iglesia como quien contiene la presencia de Dios, el templo del Espíritu. Tú eres piedra viva en ese templo.
La oferta de la salvación ocurre consagrando el nuevo cuerpo al servicio de Dios v. 3. Las lenguas de fuego nos recuerdan la dedicación del templo de Salomón en (2 Cron 7:1) “descendió fuego del cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria de Yahvé llenó la casa" Y al inaugurar los sacrificios del tabernáculo de la presencia de Yahvé salió un fuego, que consumió el holocausto..." (Lev 9:24). El Pentecostés es la solemne consagración de la Iglesia como el Nuevo Templo. Tú estás consagrado a Dios.
La oferta de la salvación ocurre declarando la voluntad de Dios v. 4. El control del Espíritu marca a la iglesia como quien capacita a los adoradores para hablar. Esta nueva edad del Espíritu que extiende su voluntad y su mensaje a otros pueblos. Nos recuerda a la creación: viento, álito de vida (Gn 2:7; 7:22). En la creación (Gn. 1), el ministerio de Jesús (Mt 4) y la misión (Hch 2) cada inicio el Espíritu esta ahí.
En segundo lugar, Dios prepara un nuevo cuerpo para ofrecer la salvación a todos los pueblos v. 5-13. El nuevo cuerpo esta constituido por gente de todas las naciones v. 5-6. Es la primera sugerencia de que Las lenguas de Hechos son idiomas. Son lenguas a judíos piadosos dispuestos a creer. El nuevo cuerpo ha revertido la maldición de Babel para recibir a todos los pueblos v. 7-11. Para redimir a las naciones Dios revierte la confusión de lenguas para que tú puedas predicar el evangelio a todos los pueblos. Se trata pues de tu invitación a las naciones a comprender y a obedecer a Dios.
Los judíos celebraban la “comunicación” de la ley, pero aquí en Pentecostés esta en juego la proclama de la voluntad de Dios. Este largo registro de naciones indica que Dios tiene una perspectiva internacional en la comunicación de su voluntad (2:9-10). La inauguración de la Iglesia incluye escuchar las maravillas de Dios en los tonos específicos del idioma propio, lo cual significa que Dios ha aceptado en el reino a muchas naciones y grupos no judíos. Por eso es que tu estas aquí hoy en su presencia.
Pero el nuevo cuerpo debe ser bien presentado al los piadosos v. 12. Eso es lo que encontramos haciendo a Pedro en los vs. 14-42, explicando con esmero el plan de Dios. Sin embargo, El nuevo cuerpo sufrirá oposición como ya lo sugiere el v. 13. El resto del libro y de tu vida elabora estos dos últimos puntos, la explicación de la Iglesia a los gentiles y la persecución desde distintas fuerzas en contra de la obra de Dios en tu vida. Sin embargo, a lo largo del libro vemos que el Espíritu sustenta la vida de la Iglesia. Así, que el día de Pentecostés es día de celebrar la cosecha, si tu estas dispuesto a trabajar.
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