Muchos conocen el episodio según
el cual K. Barth había dicho que la razón por la que no podía ser católico es por
el concepto de analogía del ser que trata de "embolsarse" a Dios. Es decir, hace a Dios una extensión del concepto "ser" y en tanto que comparable a todo aquello que es, Dios puede ser cognoscible, "el ser en cuanto a ser," aparte de la revelación especial. En efecto, la filosofía tomista de Karol Wojtyla
retoma la analogía del ser como parte del personalismo filosófico. Es a ésta analogía del ser, atrevida y arrogante, sugerida en el Concilio Vaticano I, a la que Barth se refería como lo que no le permitía ser católico, hasta
que la discusión con su amigo y cuasi discípulo, el jesuita Hans Urs von
Balthasar, también suizo, respondió y replanteó la queja de Barth sobre la analogía.
Han Küng admirador crítico de
Barth dice que éste no volvió a tocar más el tema y que como hacen los papas,
sin dar las explicaciones necesarias simplemente abandonó el tema y no volvió a
afirmar su problema con la “analogia
entis.” ¿Qué hizo von Balthasar para disuadir a Barth? Veamos.
Parte del disuasivo Balthasariano es lo que
Barth mismo contribuyó a Balthasar que en las palabras del jesuita incluye: ‘It is almost unnecessary to set out how much
I owe to Karl Barth: the vision of a comprehensive biblical theology, combined
with the urgent invitation to engage in a dogmatically serious ecumenical
dialogue, without which the entire movement would lack foundation.’ De
esa visión beberá von Balthasar para decir que ‘¿acaso no podemos permitir que
nuestra respuesta humana, en toda su creatividad divinamente inspirada refleje
de vuelta a Dios esa gloria que Dios ha compartido con nosotros?’ Esta mimetización del razonamiento teológico barthiano
es a mi juicio parte de la grandeza que hoy se reconoce en Balthasar.
Pero la respuesta a la analogía entis que incluye el silencio
de Barth quizá en ningún lado queda mejor planteado que en estas palabras de
Balthasar: ‘Anselmo está en el kairos, porque
la revelación bíblica puede ser entendida simplemente como la consumación
trascendente de la filosofía antigua, la cual nunca fue filosofía en el sentido
moderno sino fue en su preocupación fundamental teología: discurso acerca de
Dios, acerca de lo eterno, acerca del ser, de aquel que es.’
Así de manera brillante, viendo
el bosque y no los árboles, Balthasar tiene a Barth contra la pared. Seguir
esgrimiendo la parte ontológica en oposición a la analogía (entis) es negar la posibilidad de que la gloria de Dios se refleje
desde nosotros, desde la Iglesia. Por otro lado, aceptar la analogía como algo epistemológico le lleva a cometer un terrible error de categoría
¡la filosofía es realmente teología! hermosamente disfrazada en las palabras de
von Balthasar a la vez que acepta el gran servicio que Balthasar le ofrece a la
teología ¡convertir toda la historia de la filosofía en una búsqueda cristiana!
Esa es una oferta difícil de rechazar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario