Hace unos días
me fue devuelto un trabajo para publicarse
en un libro sobre teologías de diversas partes del mundo por no ser
suficientemente “latinoamericano.” Había algunos comentarios sobre el Ingles
que no me preocupan en tanto el idioma de publicación no es mi idioma materno.
Mas interesante me pareció la idea de que lo que yo, un latinoamericano,
escribiese no es suficientemente latinoamericano por no citar abundantemente a
los teólogos de la liberación. Por supuesto, los temas que aludo no son
racionalistas, ni abstractos, son relacionales y hasta sociales si se quiere
ver, pero la ausencia de nombres de teólogos de la liberación me pone en riesgo
de no ser publicado.
Yo me tomé
la cosa con mucha tranquilidad porque realmente lo que me han pedido es que
suplemente el trabajo citando a los autores ausentes. Pero después de pensarlo
tengo la tentación de solicitar se retire el trabajo de publicación. Es que
aceptar esa condición es algo muy grave porque convierte en autentico producto
latinoamericano únicamente lo que los teólogos de la liberación han escrito.
Por otro lado, la postura desconoce la devaluación espantosa que ha tenido la teología
de la liberación casi tan grande como algunas de nuestras monedas de curso forzoso.
El profesor
Gerardo Alfaro dice, a mi juicio con muy buen tino, lo siguiente:
“A la entrada de la segunda década del siglo XXI debemos reflexionar si
es posible seguir con el mismo discurso evangélico ideológico e ineficiente que
caracterizó la segunda parte de siglo veinte. Discurso que en muchos respectos
no recibe apoyo del texto bíblico. Discurso que tampoco ha recibido
significativo apoyo de la mayor parte de las comunidades de base evangélicas.
Discurso de separación y confrontación, frecuentemente de subrepticia
violencia. Discurso de denuncia sin oferta, sin solución. Discurso utópico sin
realismo cristiano. Mucha de la teología evangélica de este corte permanece aislada de la iglesia porque es
percibida por ésta como ideologizada, abstracta, elitista, e irrelevante. La
iglesia que hace décadas fue denunciada por algunos como no teniendo teología
propia, ahora sigue siendo en gran proporción una iglesia que no ha querido
aceptar ese tipo de teología evangélica.” http://espanol.christianpost.com/news/teologia-evangelica-latinoamericana-para-liberar-liberada-11216/
Me siento tentado a citar in extenso a Alfaro pero basta por ahora
decir que cercenar nuestro cordón umbilical protestante para convertirlo en teología
católica, liberacionista y ecuménica le hace muy poco servicio a la fe que se
profesa en las comunidades cristianas a lo largo del continente. Pero para mayor pena mía resulta que también
he renunciado a descalificar al marxismo por marxista o al capitalismo por
capitalista. Esto es altamente sospechoso de falta de definición contra lo que
se percibe como ideológico. En otro lado he dado testimonio que por tener mucho
rose con las ciencias sociales incluso he decidido usar otro blog para
desarrollar esos temas en vez de unirlos al blog “La Biblia en el mundo
moderno.”
He decidido trabajar en teología con los
elementos que son verdad por que la Biblia los reconoce tal, en vez de
continuar con la tradición que dice estamos en contra de la “ideología marxista”
y en contra de la “ideología capitalista”. Quien piensa así sospecho que no
sabe ni que esta abandonando ni que esta aceptando, porque los presupuestos que
no se le cuelan por la razón se le cuelan por la práctica, o por el estilo de
vida que ha adoptado de facto, y eso es o ingenuidad rayana o gran hipocresía, ambas
en todo caso inaceptables para alguien que ha hecho de su tarea el pensar y de
su misión discipular a los demás.
La nueva
gran denuncia que se plantea ahora en el siglo XXI en conclaves internacionales
y ante los consensos de la diplomacia eclesiástica es la de renunciar a pensar
la fe como lo pide el “establishment” teológico, para poder afirmar la fe como
lo indique el Espíritu, usando de toda la libertad cristiana. De otra manera,
los que se han unido a denunciar el colonialismo económico y teológico terminarán
por imponer un neo colonialismo editorial.
Sin lugar a dudas, como todas las cosas en nuestra existencia siendo seres humanos, desarrollando un rol como personas, estamos en la necesidad de establecer un equilibrio que será el apropiado para trabajar en forma mancomunada y al tiempo holísticamente por y con nuestros semejantes.
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