domingo, 9 de septiembre de 2012

El economista cristiano ¿debería ser un insaciable consumidor?


En 1936 John Mynard Keynes propuso que la economía solo sobrevive si se consume. El “lado de la demanda” es el que mantiene viva a las ruedas de la industria, de modo que para tener empleos, tiendas abarrotadas y gente feliz se debe gastar a manos llenas, decía Keynes. ¿Qué sucede si no hay dinero para gastar? El Estado debe ingeniárselas para poner el dinero en las manos de la gente para poder usarlo. Esta idea de moda en las inflaciones del mundo no solo es pésima economía si no que para los cristianos “la vida no consiste en la abundancia de bienes que se posee”.
El cristiano no se identifica con esta visión materialista. Tampoco con el maximizador de utilidades que actúa racionalmente de la mano de la economía del profesor Samuelson, el vulgarizador de Keynes. El homo economicus es un animal que no es parte de la buena economía y menos de la visión cristiana de la vida. Por supuesto, ¿qué sucedería si todos pensaran cristianamente de le economía?  Si alguien se plantea tal pregunta la respuesta no esta muy lejos del sentido común. Se venderían todos los productos que los cristianos requieren, sean Biblias, viajes a tierra Santa, música cristiana y la comida, ropa y bienes suntuarios de acuerdo al poder adquisitivo de tales cristianos. En otras palabras una conversión masiva de cristianos no tiene porque considerarse como el fin de la economía.
Ni siquiera el estilo de vida simple debe considerarse una amenza. Es que los cristianos no son Amish modernos. Vivir simplemente no es lo mismo que ser faquir. El creador nos da otra idea del mundo, uno en donde no se manifiesta precisamente ahorro, apreturas y miserias. Hay mucha tierra para cultivar. Comida en los mares esperando ser descubierta. Árboles, semillas y agua que han durado hasta que la intervención de los gobiernos ha convertido muchos de esos recursos en privilegios escasos. Es la mano del zoon politikon la que ha dicho repartamos la tierra cultivada sin respetar su título de propiedad. Prohibamos el manejo de las aguas según la costumbre. Demos títulos de propiedad de los recursos sin atender a la sabiduría de las instituciones y tradiciones.  Dicho de otra manera, la vida es pletórica de bienes que el hombre ha de reconocer como económicos pero no necesariamente extintos o en lipidia.
De modo que no se requiere ser un consumidor insaciable para poder estudiar la economía y explicarla a los demás. ¿Y el amor del Sermón del Monte?  ¿Y dar la capa y la túnica, no se aplica a la mercancía de las tiendas, comercios y kioskos?  La respuesta es llanamente NO. En el grupo de Jesús había un tesorero deshonesto pero lo había. Este era el encargado de comprar y pagar los preparativos que el grupo de Jesús requería. Gente pudiente donaba dinero al grupo de discípulos y Jesús no llegaba a las tiendas arrebatando productos para obligar a los propietarios a poner en práctica el amor que el les predicaba.
Por eso las virtudes cristianas incluyen no solo “virtudes suaves:” la fe la esperanza y el amor. También incluye las “virtudes duras,” la templanza, la paciencia y el autocontrol. Todas bajo el acápite muy secular del respeto, o responsabilidad. Los desordenes sociales fincados en el egocentrismo y la ingratitud, las guerras e intervenciones estatales (los vicios, las idolatrías, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas y disensiones) de los años 1914-1950 produjeron pobreza lo cual se hizo mas evidente en los países mas desarrollados. Pero, la riqueza no es una acrecencia defectuosa del trabajo, es el resultado natural de producir con responsabilidad. Los ideales como la libertad y la innovación se  fundamentan en valores tales como la fe, la esperanza y el amor con su fruto: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, que funcionan como formadores del carácter libre y responsable del hombre moderno que cree en Dios.

1 comentario:

  1. Hola, interesante su aporte, retomare sus planteamientos, hace algunos años en 2005, escribi un artículo que aun no he publicado acerca del pensar económico del cristiano. Incluso asocio mi perpectiva al Keynesianismo como la teoría de los ciclos económicos. ojalá y pueda escribirme a mi mail, se lo dejo: oliver_Corp@hotmail.com

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