lunes, 28 de noviembre de 2011

La Biblia y la conversión a Jesucristo de Adal Ramones

Ni falta hace decir quién es Adal Ramones. Hace algunos días facebook dejo correr por sus venas la noticia de que Adal había abrazado la fe en Jesús. Ante las declaraciones contundentes del comediante el público no religioso guardó un mutis discreto como quien no vio la cosa. Pero ¿qué significado teológico tiene lo expresado por Adal? Bueno tenemos dos o tres párrafos para explicar el hecho personal de una manera teológica y hacer algunas advertencias. No se debe olvidar que hay una larga lista de luminarias que han pasado por esta experiencia, algunos públicamente, otros discretamente en sus últimos días. Steve McQueen se hizo traer al famoso evangelista Billy Graham para escuchar de él mismo el evangelio. Más cercano a nuestro mundo, fue Porcel, el argentino, quien también dejo un testimonio escrito y televisado hablando de su conversión.
Nelson Ned, Yury y muchos otros músicos y actores han confesado privada y públicamente su fe en Jesús. Empecemos diciendo que Jesús cada vez que llamó a alguien a seguirlo lo hizo públicamente. Sean sus discípulos, la invitación a tomar la cruz o la confrontación con Zaqueo fueron eventos públicos. No se puede ser seguidor de Jesús “de la secreta”. No existe tal cosa en el Nuevo Testamento. Puedes ser discreto y cortes con tus amigos, pero no excesivamente oculto al punto de disimular si crees o no.
La fe aparece cientos de veces como la única condición que Dios pone para acercarse a él. Creer en Jesucristo según el testimonio del Nuevo Testamento significa creer que es él quien soluciona el problema fundamental del hombre. El hombre no es tan perverso como podría ser, simplemente no puede hacer nada que le recomiende delante de Dios para los fines de la salvación. Podrá hacer muchas cosas buenas, inteligentes, morales y hasta religiosas, pero a cuentas con Dios se pone únicamente por lo que Jesús hizo en el lugar de cada ser humano en la cruz: morir por él. Por eso el mensaje de la cruz, del Cristo crucificado y de la fe en lo que el hizo por la humanidad es central en el Nuevo Testamento.   
Ahora viene algo igualmente importante que el paso inicial. El crecimiento espiritual. Eso implica tiempo, conocimiento bíblico y oración. ¿Que logran esos elementos? Consiguen transformar nuestra mente en dos direcciones, darnos la perspectiva del amor a Dios y asegurar la perspectiva del amor al prójimo. Esa tarea del Espíritu Santo modela ese crecimiento, el creyente expresa su libertad, su responsabilidad y proyecta su piedad fundado en estos dos amores fundamentales, Dios y el ser humano. Esto puede tomar mucho tiempo pero no se pueden quemar etapas.
Trágico sería lanzar a Adal al circuito de predicaciones y testimonios por todas las iglesias, talk shows y países posibles.  Al principio Adal lo haría con mucha alegría, solo para descubrir después una innegable sequia, cierta hambre espiritual no satisfecha, un desierto interno que deja de ser bendición para él, para empezar a sentirse usado y hasta engañado. Lo peor es que él es actor y al principio puede hacer la pose que se le pida, pero con la pose se va profundizando su propia aridez espiritual. Dios guarde a Adal de esta mentalidad de show y mercadeo de la que él viene, y se le permita, como a Pablo, un largo tiempo para procesar, con el cuidado pastoral respectivo, el más fantástico suceso en su vida: tener vida espiritual y gozar de una verdadera relación con Dios. 

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