martes, 9 de agosto de 2011

La Biblia y las afirmaciones de Steven Hawking sobre Dios

De cuando en cuando los científicos desbordan sus propios criterios y aventuran afirmaciones sobre cosas que están más allá del método científico. Pierre Simon Laplace (1749-1827) recorrió con su telescopio los cielos y dijo “examine el cielo con mi telescopio y no encontré a Dios”. El cosmonauta soviético Yury Gagarin (1934-1968) dijo “fui al espacio y no me tope con Dios allá”.  Mas recientemente el físico ingles, Steven Hawking (1942-  ), profesor de la cátedra Isaac Newton, hizo afirmaciones que pueden interpretarse en varios sentidos, en su reciente obra “El gran diseño” (2010).
No todos concordaban que el propósito principal de Hawking hubiese sido descartar a Dios. Hasta la entrevista que concedió a Elizabeth Tenety, del Washington Post, en donde sin ambages declara “yo considero que el cerebro es una computadora que deja de funcionar cuando sus partes componentes fallan”.  Mas adelante dice: “No hay cielo o vida posterior para computadoras averiadas; esa es una fantasía para gente que le tiene miedo a la oscuridad”. Por supuesto, Dios, sus promesas y su Palabra son temas que, desde Hawking hasta Pepe cristiano, relativizan en nombre de la hermenéutica, ciencia que desconocen pero de la cual asumen un solo punto, que en la Biblia Dios está tratando de esconderse en vez de darse a conocer.
Era mucho mas prudente la visión de L. Witggestein que opinaba “de lo que no se puede hablar no se debe hablar”. Pero claro, su veta era una mezcla entre positivismo lógico y filosofía Kanteana, que separaba el conocimiento observable del conocimiento espiritual. Kant había querido proteger a Dios de las manos traviesas de la razón humana, y terminó ocultándolo del todo tras la idea de que el conocimiento espiritual esta mas allá de nuestra capacidad cognitiva.
La cátedra de Newton, que hoy ocupa Hawking, fue la de un hombre revisionista de la religión cristiana, pero ciertamente jamás hubiese llegado a la osadía de pensar que Dios era un objeto cultural y por ende fácilmente descartable. Newton era, por el contrario, un creyente en Dios y estudioso de la profecía bíblica, en especial del libro de Daniel y de Apocalipsis, pero, es claro que esto último no era su especialidad.
Tampoco es especialidad de Hawking la teología. Como ha dicho Peter Leeson, “la física ha avanzado encontrando razones astutas para NO plantearse ciertas preguntas”. En mi opinión, la pregunta clave la hizo el matemático y filósofo G. W. Leibniz (1646-1716), cuando decía que lo que le inquietaba era “porqué existía algo y no la nada”.  Es decir, porque vivimos con esperanza, planes y propósitos que no nacen de la materia y no en el sin sentido, el vacio, la ausencia, la soledad y la profunda oscuridad del infinito, de la nada.  
Hawking responde es gracias a la computadora que llevamos puesta, el cerebro. Pero afirmar eso es una credulidad descomunal, mayor que si creyéramos que un día, caminando al lado del Océano nos encontramos ahí, en la arena, en medio de la soledad y de la nada, el último IPad y llegamos a la conclusión que entre el sol, la arena del mar, el ruido de las olas, el roce con caracoles y estrellas de mar, con la varita mágica de millones y millones de años, esa IPad paso por distintas generaciones, de micro chip hasta la elegancia y belleza que hoy despliega, todo producto del azar y las mutaciones. Gracias por la brillante respuesta pero es demasiado simplista para mi.
Al contrario de la computadora de Hawking, me parece que Hawking ha dañado a la ciencia al olvidar, arrogantemente, los límites de la ciencia. Si Hawking fuera el único ser humano en haber cruzado el umbral del mas allá, su afirmación sobre Dios y el cielo tendría algún valor, pero como no ha presentado pruebas de que lo haya logrado, sus palabras sobre este tema no valen mayor cosa. Al Dios de la Biblia se le conoce en Jesucristo, en las huellas de la historia de Israel, en el trajinar de la historiografía del evangelio y no en fórmulas matemáticas o al final de telescopio alguno. 

1 comentario:

  1. Por una, me encanto su escritura, es un deleite leerla.
    La Verdad es que conforme la propia concepción del "YO" crece, DIOS se vuelve un enemigo natural.
    La idea de que YO no este en control de mi propio destino, no es agradable para nadie especialmente para aquel que ha pasado toda su vida construyéndolo, con esfuerzo, dedicación y estudio.
    El Único dios aceptable para el hombre natural es uno que estando a mi disposición, realmente dependa de mi, y sea yo quien le diga cuando y como actuar. De otra manera no es aceptable, y por lo tanto descartable.

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