El concepto de un “método” es lo que da forma a la teología como disciplina. Se le llama el “método teológico”. En la antigüedad la disciplina teológica comprendía solo la hermenéutica. De la ilustración para acá se ha hecho necesario dar a la teología una ruta o sendero que constituya una manera de hacer las cosas. Eso también se requiere de las disciplinas liberales o “ciencias del espíritu” en el contexto de la investigación universitaria.
Tal “camino” o met-jodos permite obtener siempre los mismos resultados al aplicar el mismo procedimiento. Este es un aspecto de las ciencias naturales que se acepta como cosa deseable en toda disciplina. En cierto sentido es esta una intromisión de la ilustración en las ciencias bíblicas. Los teólogos la han aceptado para poder funcionar en el contexto de la universidad.
El acercamiento o método en la teología no siempre se ha hecho explicito. Pero hay algunos criterios que no le pueden faltar a lo que se denomina método: 1. Que la Biblia siempre ha tenido un lugar importante en el taller del teólogo (su interpretación, su lenguaje, textura, historia, temática); 2. Ciertos conceptos se han utilizado de la mano de la Biblia (ley, conciencia, verdad, razón); 3. El dialogo siempre ha sido parte del que hacer teológico (a favor de Platón, Aristóteles y el pensamiento moderno en el dialogo católico) o (contra la ramera razón, contra cultura, contra cristiandad, contra la ilustración, contra las ideologías en el dialogo protestante). 4. La referencia conceptual al derecho romano, a la verdad y a la espiritualidad nunca ha estado totalmente ausente en el taller teológico (teología latina, teología griega, teología protestante).
Con el advenimiento de la Teología de la Liberación, la praxis se constituyo en el lugar teológico referencial primero, urgiendo un cambio de paradigma contra “la teología como saber racional”. Es decir, el punto de partida anterior aun a la revelación, en las posturas extremas, es la praxis, situando a la teología tradicional tomista en una posición precaria. Karl Barth en el siglo XX rechazó la teología neo-protestante. No sólo puso en tela de duda la visión racionalista de la teología decimonónica, sino desbarató la pretensión de un método teológico autónomo, científico, anterior a la Palabra de Dios y a la enseñanza de la Iglesia (la dogmática). Suponía que era colocar un juez por encima de la revelación de Dios. Precisamente la tentación de lo humano.
Karl Barth, afirmó, refiriéndose al teologizar (Church Dogmatics II/1 656), que la teología en su totalidad, y en todas sus partes y en sus interconexiones, en su contenido y su método es... una ciencia peculiarmente bella. De hecho, podemos decir con confianza que es la más bella de todas las ciencias. Barth fue el mas preclaro y penetrante crítico del complejo de culpa del teologo frente a las ciencias naturales.
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