Técnicamente la teología y la filosofía tienen ámbitos de estudio diferentes. La teología se ocupa de Dios, de la fe y del mensaje de la Iglesia. La filosofía trata del hombre, la razón y de la verdad como el hombre la entiende. Sin embargo, la filosofía y la teología se pueden relacionar en que ambas buscan responder a las preguntas existenciales del hombre. Históricamente, la filosofía señala como el hombre trata de llegar a la verdad por medio de la razón. La teología es la búsqueda de la verdad a partir de la auto manifestación o revelación de Dios.
En la antigüedad se pensó en la filosofía como la sierva de la teología (Tomas de Aquino). La verdad es que en muchos casos la sierva terminó siendo la señora (Agustin, Kant; Hegel). La tentación ha sido validar lo teológico con la filosofía y, en ese esfuerzo, quien sanciona manda a lo sancionado (Bultmann). En la preparación teológica católica, no se llega a estudiar teología hasta después de tener una licenciatura en filosofía. Postura interesante, si se sabe manejar correctamente.
La revelación presupone un qué o contenido que procede de Dios. La filosofía en una primera etapa fue metafísica (Escuela eleática o presocráticos) y sólo en etapas sucesivas fue ética y antropológica, ocupándose de los problemas humanos (Sócracres, Platón y Aristoteles). La filosofía parte del conocimiento propio del hombre, de lo que es posible conocer por la razón, en cambio en la teología se tienen premisas bíblicas o fundadas en la revelación. Pero los temas filosóficos, sean analíticos o de la lógica formal (Aristóteles) o sean los de la reflexión política, social y racional de Descartes en adelante, pueden ser muy útiles para el dialogo teológico, como lo ilustra H. Küng en obras como "Existe Dios".
Al abrazar el racionalismo positivista de August Comte, se estableció una nueva visión “científica” de la educación que decidió desterrar a la teología de la universidad latinoamericana. Desde entonces el espíritu latinoamericano quedo sin un interlocutor teológico. Quien sabe si en parte, las miserias que han vivido estas sociedades, se explican por haberse quedado sin un dialogo trascendente y sin una idea superior que oriente la acción humana hacia fines mas altos. La filosofía intenta suplir en parte eso, pero no lo hará con la radicalidad y profundidad con la que puede hacerlo la teología.
Guillermo W. Méndez (1955- ). Teólogo guatemalteco. Estudió en Guatemala y Estados Unidos. Maestría en Teología, Seminario Teológico de Dallas, 1982; Maestría en Ciencias Sociales UFM, 1994. Suma Cum Laude. Diploma de excelencia docente, Facultad de Ciencias Económicas, URL, 1995. Ha investigado sobre Derecho, Economía y Política. Autor de "Una vida con responsabilidad",(2005).
sábado, 17 de abril de 2010
miércoles, 14 de abril de 2010
La teología como disciplina universitaria
El concepto de un “método” es lo que da forma a la teología como disciplina. Se le llama el “método teológico”. En la antigüedad la disciplina teológica comprendía solo la hermenéutica. De la ilustración para acá se ha hecho necesario dar a la teología una ruta o sendero que constituya una manera de hacer las cosas. Eso también se requiere de las disciplinas liberales o “ciencias del espíritu” en el contexto de la investigación universitaria.
Tal “camino” o met-jodos permite obtener siempre los mismos resultados al aplicar el mismo procedimiento. Este es un aspecto de las ciencias naturales que se acepta como cosa deseable en toda disciplina. En cierto sentido es esta una intromisión de la ilustración en las ciencias bíblicas. Los teólogos la han aceptado para poder funcionar en el contexto de la universidad.
El acercamiento o método en la teología no siempre se ha hecho explicito. Pero hay algunos criterios que no le pueden faltar a lo que se denomina método: 1. Que la Biblia siempre ha tenido un lugar importante en el taller del teólogo (su interpretación, su lenguaje, textura, historia, temática); 2. Ciertos conceptos se han utilizado de la mano de la Biblia (ley, conciencia, verdad, razón); 3. El dialogo siempre ha sido parte del que hacer teológico (a favor de Platón, Aristóteles y el pensamiento moderno en el dialogo católico) o (contra la ramera razón, contra cultura, contra cristiandad, contra la ilustración, contra las ideologías en el dialogo protestante). 4. La referencia conceptual al derecho romano, a la verdad y a la espiritualidad nunca ha estado totalmente ausente en el taller teológico (teología latina, teología griega, teología protestante).
Con el advenimiento de la Teología de la Liberación, la praxis se constituyo en el lugar teológico referencial primero, urgiendo un cambio de paradigma contra “la teología como saber racional”. Es decir, el punto de partida anterior aun a la revelación, en las posturas extremas, es la praxis, situando a la teología tradicional tomista en una posición precaria. Karl Barth en el siglo XX rechazó la teología neo-protestante. No sólo puso en tela de duda la visión racionalista de la teología decimonónica, sino desbarató la pretensión de un método teológico autónomo, científico, anterior a la Palabra de Dios y a la enseñanza de la Iglesia (la dogmática). Suponía que era colocar un juez por encima de la revelación de Dios. Precisamente la tentación de lo humano.
Karl Barth, afirmó, refiriéndose al teologizar (Church Dogmatics II/1 656), que la teología en su totalidad, y en todas sus partes y en sus interconexiones, en su contenido y su método es... una ciencia peculiarmente bella. De hecho, podemos decir con confianza que es la más bella de todas las ciencias. Barth fue el mas preclaro y penetrante crítico del complejo de culpa del teologo frente a las ciencias naturales.
Tal “camino” o met-jodos permite obtener siempre los mismos resultados al aplicar el mismo procedimiento. Este es un aspecto de las ciencias naturales que se acepta como cosa deseable en toda disciplina. En cierto sentido es esta una intromisión de la ilustración en las ciencias bíblicas. Los teólogos la han aceptado para poder funcionar en el contexto de la universidad.
El acercamiento o método en la teología no siempre se ha hecho explicito. Pero hay algunos criterios que no le pueden faltar a lo que se denomina método: 1. Que la Biblia siempre ha tenido un lugar importante en el taller del teólogo (su interpretación, su lenguaje, textura, historia, temática); 2. Ciertos conceptos se han utilizado de la mano de la Biblia (ley, conciencia, verdad, razón); 3. El dialogo siempre ha sido parte del que hacer teológico (a favor de Platón, Aristóteles y el pensamiento moderno en el dialogo católico) o (contra la ramera razón, contra cultura, contra cristiandad, contra la ilustración, contra las ideologías en el dialogo protestante). 4. La referencia conceptual al derecho romano, a la verdad y a la espiritualidad nunca ha estado totalmente ausente en el taller teológico (teología latina, teología griega, teología protestante).
Con el advenimiento de la Teología de la Liberación, la praxis se constituyo en el lugar teológico referencial primero, urgiendo un cambio de paradigma contra “la teología como saber racional”. Es decir, el punto de partida anterior aun a la revelación, en las posturas extremas, es la praxis, situando a la teología tradicional tomista en una posición precaria. Karl Barth en el siglo XX rechazó la teología neo-protestante. No sólo puso en tela de duda la visión racionalista de la teología decimonónica, sino desbarató la pretensión de un método teológico autónomo, científico, anterior a la Palabra de Dios y a la enseñanza de la Iglesia (la dogmática). Suponía que era colocar un juez por encima de la revelación de Dios. Precisamente la tentación de lo humano.
Karl Barth, afirmó, refiriéndose al teologizar (Church Dogmatics II/1 656), que la teología en su totalidad, y en todas sus partes y en sus interconexiones, en su contenido y su método es... una ciencia peculiarmente bella. De hecho, podemos decir con confianza que es la más bella de todas las ciencias. Barth fue el mas preclaro y penetrante crítico del complejo de culpa del teologo frente a las ciencias naturales.
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