domingo, 20 de diciembre de 2009

La Biblia y la venida de Jesús al mundo


¿Es comprobable la historicidad de los evangelios? Los evangelios no se hicieron populares en el cuarto siglo o por razones políticas como se dice hoy popularmente. Al contrario, los evangelios eran importantes para el cristianismo a principios del siglo segundo, poco tiempo después de haber sido escritos. Por ejemplo, Irineo, quien representa una tradición de Asia Menor de un tiempo anterior a él, menciona los cuatro evangelios alrededor del año 180 d. C. Su testimonio, esta compuesto de un cúmulo de tradiciones de principios del siglo segundo, que reproducen referencias a los evangelios.
Entre ellos se encuentra Justino Martir, que en su obra Apología, enumera los cuatro evangelios, por el año 150. Entre otros, también se encuetran Tertuliano, Clemente Alejandría y Teófilo de Antioquia. De modo que al final del segundo siglo, los evangelios eran bien conocidos en todo el Imperio Romano, en todas las comunidades cristianas. La duda sobre esto proviene de los errores que El Codigo Da Vincci, de Dan Brown, toma del vulgo y difunde engañando a creyentes e incrédulos por igual.
No habría razón política en esta época, anterior al año 311, que justificara la formación y amplia difusión de los evangelios. En esta época, las comunidades cristianas eran perseguidas, por ejemplo  gracias al Edicto del emperador Valerio. Nadie en la comunidad cristiana tenía suficiente poder político para hacer que los evangelios fuesen creados y menos conocidos simultáneamente en todo el imperio romano como sucedió. Y un dato muy importante, fuesen conocidos bajo un mismo nombre y formato como revela hoy la crítica textual. Este es un dato importante si se toma en cuenta que bajo la ley romana no había libertad de hacer discípulos.
La fuente más importante para atestiguar las lecturas más tempranas de los evangelios es Justino, alrededor del año 150, quien relata que los cristianos se reúnen para orar, luego leen un pasaje de los evangelios o de los profetas, luego hacen oración, luego hacen una exégesis formal del pasaje leído y, finalmente, se celebra la eucaristía. Este es el primer orden de culto del que tenemos conocimiento gracias a Justino. Se trata de una obra escrita para el emperador, en la que se refiere a las “Memorias de los apóstoles” y en la cual aclara que los creyentes no son criminales. La obra de Justino es el "Dialogo con Trifo".
Hubo muchos evangelios tardíos, apócrifos y sin el reconocimiento de los cristianos que tuvieron los cuatro evangelios. Los cuatro evangelios canónigos son absolutamente confiables y si bien hay diferencias entre ellos, estas son de carácter literario. El estilo, la retorica y la perspectiva son diferentes, pero todos son absolutamente coherentes en lo que comunican. Se debe recordar que los evangelistas son más teólogos que periodistas, si bien todos mantienen la misma perspectiva histórica.
Para la historicidad de Cristo, quizá sea Marcos el evanglio mas importante, en tanto Papías nos dice que Marcos recogió el testimonio del apóstol Pedro. Luego Lucas viene después en importancia, en tanto nos relata la formación del movimiento misionero en Hechos, de lo cual su evangelio es el primer tomo. Mateo es importante por trazar el puente entre el judaísmo y la Iglesia cristiana. Juan viene después en tanto su perspectiva es más teológica.
Al hablar del nacimiento de Jesús, su presencia no es un meteorito inesperado. Al contrario, las profecías del mesías se encuentran a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Su persona, su misión y sus hechos son de los acontecimientos mejor atestiguados del mundo antiguo. La discusión acerca de la fecha de su nacimiento incluye los testimonios de Hipolito en el siglo II y de Juan Crisóstomo en el siglo IV, ambos señalando el 25 de diciembre. Biblicamente hablando, no hay evidencia que dispute ese testimonio.

lunes, 7 de diciembre de 2009

La Biblia y los supuestos “eslabones perdidos”

La teoría de evolución asume con gran generosidad que los eslabones perdidos existen. Describe sus costumbres, herramientas y edades con gran naturalidad. La verdad es que nada sabemos de dichos seres porque se trata de 1. Unos pocos huesos de los cuales se proyecta la posible estructura total de un homínido; 2. Dichos huesos no son necesariamente humanos o por lo menos, no son necesariamente de un humano normal; 3. La apariencia de antigüedad no riñe con la idea bíblica de una creación madura, o con apariencia de edad.


Hombre de Neanderthal: Fue descubierto en Alemania, en el valle del río Neander, en 1856, cuando se extraía piedra caliza de una cueva. Cuántos huesos había en la cueva no importa ahora, lo que tenemos como evidencia de dicho “hombre”, son unos catorce huesos, incluida la calavera. Al estudiarlas se asume una actitud que para nada se parece a la medicina forense, en tanto se asume, con sesgo, que son piezas humanas en donde se requiere que lo sean y animales en donde se necesite esa conclusión.


¿Eran todos los huesos de la cueva de Neanderthal claramente humanos? No sabemos con certeza, pues podia tratarse de algunos huesos animales. La calavera difería de la del hombre actual, defecto que puede deberse al raquitismo u otra enfermedad congénita. En efecto, tenía unas marcadas “cejas óseas”, frente y barbilla hundidas y una dentadura de prominencia insólita. Razon por la que desde el principio se discutió si era un individuo con alguna afección ósea o realmente era un animal. El principal defensor de la tesis de un hombre primitivo fue el antropólogo francés Pierre-Paul Broca (1824-1880), cuyo criterio terminó imponiéndose.


Hombre de Cro-Magnon: En 1868, el paleontólogo francés Édouard Hippolyte Lartet (1801-1871) descubrió cuatro esqueletos humanos en una cueva llamada Cro-Magnon, razón a la que debe su nombre. El fechado con carbono 14, llegó a asumir unos 35,000 años de antigüedad. Se ha establecido que el hombre de cro-Magnon era realmente el mismo hombre actual, razón por la que algunos lo descartan como eslabón hacia una subespecie.


Hombre de Java: Unos 34 años después del neanderthal, el paleontólogo holandés Marie Eugéne François Thomas Dubois (1858-1941), que servía en el ejército, consiguió ser trasladado a la isla de Java. Tuvo una “suerte increíble”, pues en 1890, descubrió una bóveda craneana (o sea la parte superior), un fémur y dos dientes. El llegó a la conclusión de que se trataba del más primitivo organismo homínido hallado hasta entonces


Es importante notar que Dubois tenía la convicción de que los humanos primitivos se hallarían en donde estaban ahora los monos antropoides: en regiones de Áfríca y del sudeste de Asia. De modo que su llegada al archipiélago de indonesia, entonces colonia holandesa, no es casualidad, era un asunto provocado por su “olfato particular” sobre el tema. Resulta que tras llegar a una de las Islas, su "suerte" es tal que descubre al "hombre" de Java. El suponía ya de ante mano qué buscar y en dónde buscar lo cual le llevaría a concluir que lo hallado era un eslabon perdido.


Con cuatro huesos, se armó todo el Pithecanthropus erectus. Dubois llamó a ese organismo (mono-hombre erecto), pues el fémur era "lo bastante humano" como para suponer que el homínido caminaba en posición erecta, como nosotros. Si bien, la bóveda craneana revelaba "un cerebro del mismo tamaño que el nuestro", algunos discuten si era tres quintas partes menor. Asunto dificil de dilucidar con una fracción del cráneo.


No obstante, la popularidad de estos “eslabones perdidos”, debe reconocerse que cuando la evidencia no existe, aparece la antropología y la paleontología para salvar a los eslabones. Ellas les atribuyen artefactos, culturas y costumbres particulares. Gran imaginación proyectada con la sombra de unos pocos huesos, en complicidad feliz con la teoría de Darwin. Qué duda cabe que cuando se quiere creer en algo, no importa que, se cree. Por eso, la “educación” y la “ciencia” que enseñan a nuestros hijos, debe ser cuestionada.