martes, 19 de julio de 2011

La Biblia y el espionaje de Murdoch

Los Murdoch, Rupert y James, de ser hallados responsables, pondrán a prueba el Estado de Derecho. Las audiencias son largas y se trata del escándalo del mes. Es lugar común entre los críticos de la economía decir que esta carece de toda ética. En este juicio de valor, por lo general, se conjuga la crítica al materialismo y a la ambición humana, confundiendolas con empresarialidad y productividad, pero no son lo mismo. 
La economía no está formada ni por ángeles ni por demonios, sino por compradores y vendedores. Todos vamos al mercado a comprar lo que consumimos todos los días, sea la computadora, la comida, el auto o la educación y la salud. Cuando alguien compra o vende lo que se hace es una transacción de derechos de propiedad. Yo abdico al recurso que vendo a cambio del dinero y el comprador abdica al dinero que tiene a cambio del artículo que yo le vendo. Siempre es posible abusar en ese intercambio de derechos de propiedad.
Hay maneras de tomar ventaja sobre la competencia que no son siempre correctas. En el caso del imperio Murdoch, lo que está en juego es obtener la mejor información para ofrecer las mejores noticias por medios no lícitos. En otras palabras, en lugar de pagar a reporteros que hicieran un trabajo arduo que toma tiempo y es difícil de obtener, se había tomado el atajo de espiar a la gente, para obtener sin pagar reporteros, desde un centro de vigilancia y en el menor tiempo posible, la información de personas generadoras de información.
Estas maneras incorrectas de tomar ventajas sobre la competencia le dan mal nombre a la economía en general. Por eso, algunos tipifican al empresario como un aprovechado del trabajo de sus empleados y de las necesidades del mercado. En verdad es lo opuesto, sin el empresario no tendríamos acceso a los bienes que le hacen más fácil la vida al ser humano. ¿Cuál es la forma ética de manejar la economía?
La Biblia insiste en el infinito valor del ser humano. Creado a la imagen de Dios, es sujeto desde la eternidad de su amor y objeto del sacrificio redentor. Por eso, amar a Dios y al prójimo es el resumen de toda la ley. De modo que una prueba ética de la actividad económica es que nunca se use al ser humano como medio perverso para un fin egoísta. El ser humano es siempre fin y nunca medio.
La Biblia también insiste en la verdad. La mentira es algo que Dios abomina y daña al prójimo. Por eso la verdad y la autenticidad esta al centro de toda las relaciones humanas, incluyendo las mercantiles. De esa cuenta que otra prueba ética para la economía es que nunca se use la mentira ni el engaño, ni en la oferta ni en el pago o compra.
De igual manera, la Biblia dice que la violencia o la apropiación por la fuerza de lo que pertenece a alguien mas, es robar. Por eso el respeto al derecho de propiedad,  a la vida y a la libertad del prójimo son cosas centrales a toda conducta de mercado. De ahí que otra prueba de las mejores prácticas económicas tiene que ver con no usar la violencia ni la matonería en ninguna transacción, como solían hacerlo los gansters.  
Por eso, caerá el peso de la ley y toda la responsabilidad sobre los espías, que tomaron cosas por las que no pagaron, que ganaron dinero fácil y que se hicieron, de esa manera, más grandes que la competencia. El Estado de Derecho existe para proteger al público, y a los consumidores, de las truhanerías de prójimos, empresarios o no, para evitar el abuso, imponiendo penas certeras, prontas y cumplidas. 

domingo, 10 de julio de 2011

La Biblia y la muerte de Facundo Cabral en Guatemala

"Facundo vivió como hijo del mundo y murió como guatemalteco", dijo un amigo en Facebook. Guatemala es ciertamente un lugar peligroso. Las tesis se desbordan, que si el empresario, que si los políticos, que si la seguridad… hay en Guatemala un espíritu necrófilo. Pero eso no empezó ayer. Lo hemos cultivado por sesenta años, y seguimos, oyendo desde el aula universitaria que “la ética es una idea burguesa” y que “la religión y la moral son un sub producto de la ideología”.
Hemos visto para el otro lado cuando oímos que “el fin justifica los medios” y que con tal de terminar con los ricos, “los mártires que nos fabriquemos son enteramente válidos”. Hemos hecho oídos sordos cuando se dice que “las razones o causas políticas justifican las medidas de hecho”. Nos hemos hecho los tontos, cuando oímos que “no hay valores absolutos”. En fin, vivir entre mentiras, relativismo moral, simulación de afectos e indiferencia jurídica, tiene un precio: cosechar la fruta amarga de la muerte.
Henri de Lubac, el teólogo francés y uno de los representantes de la Nouvelle Théologie, lo dijo, elocuentemente, a finales del siglo XX: “cuando el hombre mata a Dios, terminan matando al ser humano”. Las dos guerras mundiales y las revueltas e insurrecciones regionales del mundo le daban la razón a de Lubac. En Guatemala dijimos que “Dios era producto de la supra estructura ideológica” y lo dijimos en tono doctoral o con el latiguillo discursivo de la política para sonar más interesantes.
Las malas ideas han producido malas leyes, es decir, aquellas que no protegen al ser humano, su vida, su propiedad y su libertad. Son malas además porque se entremeten, más de la cuenta, en la vida de los ciudadanos convirtiendo en político (o público) aquello que no lo es (comprar, vender, contratar, etc.), justificando a los ciudadanos que le juegan la vuelta a la ley, produciendo insensibilidad jurídica; es decir, son malas porque elevan irracionalmente los costos de transacción, seduciendo a su desobediencia. Finalmente, resultan pésimas porque producen privilegios, a unos porque tienen poder económico, a otros porque tienen poder político y a otros porque no tienen ni lo uno ni lo otro. Cuando “todos tienen privilegios”, “ninguno tiene derechos ciudadanos firmes” y eso destroza la republica.
Habacuc ve que la invasión de los caldeos viene sobre Judá porque: “Destrucción y violencia están delante de mi, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia” (Hab. 1:3-4). La verdadera espiritualidad es preocuparse no solo por Dios, sino también por el ser humano, resumen de toda la ley. En nuestro medio no necesitamos que venga la destrucción de los caldeos para que se sienta el juicio de Dios sobre una nación. Es suficiente un mal gobierno para tener a toda la población de rodillas.  
Los doscientos años de fracaso de vida republicana se basan en las malas leyes que no protegen a la persona. Por eso la muerte, la pobreza y el subdesarrollo son el resultado del mal gobernante que se opone a la reforma del Estado y nos deja en el desamparo sufriendo la crudeza de su fracaso político. Cada asalto, cada muerto, cada robo, cada joven sin hogar, sin empleo y dispuesto a servir a las peores causas, es una muestra de cómo el Estado y la Iglesia le han fallado a los guatemaltecos.
La muerte de Facundo, de un hombre de una fe profunda y de ideas muy claras, tan horrible y trágica como es, es resultado de la popularidad de las malas ideas y malas leyes en Guatemala. Ideas que los guatemaltecos repetimos y seguimos, sin analizar su parte en la tragedia que vivimos. La fe de seis millones de protestantes es impotente, socialmente, casi anodina, frente a la cultura que nos inmoviliza con sus malas ideas y malas leyes.  ¿Será que doscientos años de fracaso no son suficiente evidencia de que urge reformar el sistema y oponernos a las malas leyes y malas ideas que nos tienen cautivos?
¿Por donde empezar? Predicando la creación y caída como ámbitos de la espiritualidad; el elección de Abraham como el origen del plan de redención de donde viene Jesús. El Éxodo y la ley como la base ética del pueblo y la promesa de su presencia entre su pueblo. El juicio y la bendición que nos imponen definirnos, qué vamos a hacer hoy, ¿obedecer o fracasar? Los profetas con su mensaje realista no a las idolatrías, si a la justicia y a la misericordia: “arrepentíos”. La monarquía que ratifica que Dios reina y el hombre que lo hace mal, pone de rodillas al pueblo como sucedió tantas veces en Israel. Este mensaje evitará que nuestros hijos se hagan clientes del sistema penitenciario y producirá en el país ideas claras para pedir la reforma de las instituciones por medios jurídicos y por medios políticos.
Estas son las lapidarias palabras del ciudadano del mundo que se nos hizo solidario en su muerte: “La sociedad humana está tan mal, por las fechorías de los malos y el silencio de los buenos” (FC). Adiós Facundo, desde tu Chichicastenango, tu Tikal, tus lagos y volcanes. Desde todos los corazones que disfrutamos tu música, salpicados de amor con cada lagrima que hoy se derrama por vos.