jueves, 27 de agosto de 2009

La Biblia y el sufrimiento presente de la Iglesia

En Hechos 12 la Iglesia enfrenta oposición. Sufre, en manos de Herodes, la muerte de Santiago, el hermano de Juan, uno de sus líderes importantes. Como Herodes vio que con estas medidas se congraciaba con los judíos, encarceló a Pedro. Pensando nuevas truhanerías contra la Iglesia se presentó al pueblo, con hermosas vestiduras, para arengar. “Voz de Dios y no de hombre” le lisonjeaban. Ese cumplido le costó la vida. Dios no toleró su altanería y murió ahí mismo.

¿Por qué sufre la Iglesia sin aparente razón? ¿Por qué usa Dios a los hombres malvados, como Herores, para llamar la atención a su pueblo? Habacuc discutió eso con Dios, pero la respuesta que Dios le dio no fue de su agrado. Ciro es instrumento escogido de Dios, y lo son también Babilonia, Egipto y Asiria. ¿Por qué permite Dios que los paganos castiguen a su pueblo? ¿Cómo puede Dios usar vasijas tan inadecuadas? Lutero llamó a eso “la mano zurda de Dios”.

¿Qué tiene el sufrimiento que logra en las personas lo que la gracia no consigue? Pablo en 2 Corintios describe sus azotes, cárceles y persecuciones, viendo en el sufrimiento precisamente la gracia de Dios. Ahí afirma su autoridad apostólica a partir de sus sufrimientos. 1 Pedro habla del sufrimiento de las Iglesias como crisol de la fe y la santidad, con Cristo como modelo de servicio y sufrimiento. Ejemplos estos de como repensar el dolor en funciòn de la gracia, la fe y nuestra misión en el mundo.

La Iglesia ha sufrido siempre. El sufrimiento es una oportunidad para hablar del propósito de Dios, de su llamado y de nuestra tarea o misión en este mundo. La Iglesia en Guatemala Sufre persecución porque ella ha hecho muy poco para cambiar al ser humano. Creemos haberles dado el cielo después de la muerte, pero no hay suficientes evidencias de haberlo hecho porque “por sus frutos los conoceréis”. Además, poco nos ha importado que antes de ese cielo, la gente viva un verdadero infierno aquí en la tierra. Encantados con la religiosidad, no terminamos de entender nuestro papel en el país que Dios nos ha dado para administrar.

Las autoridades se burlan de la Iglesia; las leyes la oprimen; los delincuentes la persiguen; los templos son objetos de robo; los instrumentos y equipo electrónico son el tesoro mas codiciado; y, a veces, son las Iglesias puntos aptos para robar. Los creyentes mismos, o “visitas regulares”, toman Biblias, paraguas y cualquier objeto mal parado.

Un secuestrador confesó a una creyente secuestrada, por su banda, que el también era hermano, igual que ella, al verla que oraba en manos de sus captores, “pero como sabe, la situación esta tan difícil”, se excusaba. Una consejera contó que en un “encuentro o retiro” para líderes, una de las señoritas sustrajo su fino reloj en un descuido de ella. Y la lista sobre la falta de comprensión de lo mas básico de la etica cristiana y del amor al prójimo podría continuar. Obviamente, nuestra religiosidad entretiene y distrae pero no nos cambia.

¿No es tiempo de hacer un alto en el camino para pensar qué estamos haciendo? ¿A dónde va la Iglesia? ¿No es el sufrimiento una oportunidad para repensar nuestra relación con la pobreza, la delincuencia, la violencia y el Gobierno? ¿No es hora de pensar cívicamente nuestra fe? ¿No hemos tenido ya suficientes de pensar religiosamente nuestro país? ¿No basta ya de decir que estamos mal porque es la voluntad de Dios, en vez de oír en estos trágicos eventos su voz, llamándonos al arrepentimiento y a la acción? Quizá el sufrimiento sea el único mensaje que queda del señor para un pueblo que no escucha. Esa fue la única alternativa que quedó para Israel en el siglo I, cuando el liderazgo era el principal valladar para el arrepentimiento. Por eso llegó Tito, en el año 70 D.C., a un impenitente Israel.

martes, 18 de agosto de 2009

La Biblia y el legado de una generación

¿Qué cosa debería inspirar a una persona de fe, consciente de que pasará de esta vida? No importa la edad ni la salud, sólo la conciencia de su finitud. ¿Cuál debe ser la meta principal del creyente en Jesucristo? ¿Cuál debe ser el legado de una generación responsable a la que viene?

Lo que motiva a cada quien debe ser el temor de haber pasado por la vida, sin lograr que al menos una persona ame a Jesucristo. ¿Y por qué esta meta tan modesta? Porque si una persona ama a Jesucristo, ella se reproducirá en una persona mas, y esta en otra, y aquella en otra. No hemos descubierto nada nuevo: “lo que has oído de mi ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles” (2 Ti.2:2). Jesús dijo “haced discípulos, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt.28:19-20).

En cuanto al legado de una generación es similar. ¿Dejaremos este mundo de la misma manera que lo encontramos? ¿Sin haber derribado uno sólo de sus ídolos? Sin haber cuestionado la ideología terapéutica, que hace de la salud un ídolo; sin haber impugnado la ideología militarista, que hace del poder un dios; sin haber desafiado la ideología de la tecnología, que hace de la comodidad un altar; sin haber desmitificado la ideología de la información, que hace del conocimiento un ídolo. Todas estas ideas, concebidas aparte del amor al Dios verdadero y reforzadas por Hollywood.

En tierra de ídolos, de intereses hedonistas, de caudillos abusivos, de élites que buscan favores políticos y económicos, de criminales con aspiraciones políticas, de vicios en procesos y procedimientos en la administración pública, ¿Qué debemos hacer los hijos de Dios? ¿Cómo hacer frente a la impunidad? ¿Cómo responder inteligente y organizadamente a la violencia y a la pobreza? Sólo orando juntos y hablando, específicamente de estos males, descubriremos la voluntad de Dios.

La meta de cada creyente debe ser que Jesucristo sea señor sobre las ideologías, sea el rastro de la compasión, sea la huella de quienes sufren, sea el ideal de nuestra conducta, sea el patrón de nuestra sumisión a Dios, sea el ejemplo de la absoluta dependencia del padre, sea el señor de su liderazgo.

La Iglesia confesante es esa frágil nave que espera ser conducida no por los mejores, sino por los mas santos, sabios y humildes. Quizá por eso la meta es “no os hagáis maestros muchos de vosotros” (Stg.3:1), sino “Apacentad la grey de Dios” (1 P. 5:2). “Sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados” (Stg.5:20).

Esta tierra necesita, más que exegetas y filósofos, corazones pastorales, prácticos, con sentido de oportunidad, para promover los cambios que traerán, no sólo paz con Dios y el conocimiento de Dios, sino también bienestar a tantos hombres, mujeres y niños que sufren. ¿Cuál es tu legado personal?

domingo, 9 de agosto de 2009

La Biblia y los rostros del protestantismo latinoamericano

El título del libro de José Migues Bonino, “Rostros del protestantismo latinoamericano,” (Buenos Aires, 1995), bautiza este interés socioreligioso en el protestantismo. Si nos interesa el rostro, como estudiosos, a Dios y a la teología le interesa el corazón del protestantismo. Al fin de cuentas, el término rostro en la Biblia refleja la gloria de Dios, de los ángeles y la intimidad de Dios, mientras en el hombre, refleja su naturaleza cambiante, engañosa y olvidadiza.

La discusión socio-religiosa se pregunta quién es el hombre que se llama protestante. ¿Son diferentes sujetos exhibiendo un mismo rostro? ¿o son diferentes máscaras que exhibe un mismo sujeto? Los protestantismos que se han estudiado son 1. el extranjero sin arraigo contextual; 2. el misionero que vino de Europa, Inglaterra o Estados Unidos, 3. el protestantismo criollo, ahora de tercera generación (después del misionero, alcanza a los hijos de los convertidos). También ha habido un 4. Cristianismo revolucionario, después de la Teología de la Liberación. ¿Cuál es la forma de identificar al cristianismo bíblico?

En todas estas particiones hay interés en la cosmovisión que estos protestantismos exhiben. ¿Es totalmente transmundano y por ello sin interés por el devenir histórico presente en el que se encuentra inmersa la Iglesia? ¿Es totalmente transcultural y por eso ajeno formas de adoración y preocupaciones de los actores locales criollos? ¿Es totalmente inmanente e inmerso en luchas sociales haciéndose eco a la izquierda política?

Estas consideraciones están ligadas a la historia del continente. El cristianismo que nos llegó en su forma católica se adueñó de las ideas de los iberoamericanos. El cristianismo protestante terminó comprando el platonismo de la Iglesia católica, separando profundamente entre este mundo y el espiritual. No menos griega, resultó la opción por el intelecto que moldeó la predicación y el adoctrinamiento. Sin la integralidad bíblica, el ser humano más que rostro o corazón es cabeza.

Cuando la arremetida del pentecostalismo --y ahora neopentecostalismo—se dejó sentir, la Iglesia adquirió características propias del pragmatismo norteamericano. Por un lado los carismas y el iglecrecimiento; por el otro, el mercadeo, la oferta de diversos tipos de culto y adoración, el peso del éxito y el amplio uso de medios de comunicación, que no revisan, sino reproducen las mismas ideas originadas en Estados Unidos. El pragmatismo a penas contextualiza el rito, sin cambiar las ideas de lo recibido en el norte (prosperidad, magia y predicción, antes que trabajo, providencia y profetismo bíblicos).

Las iglesias indígenas adoptan los no pocos vicios y diversas virtudes de estos rostros protestantes. Por un lado, quienes conocen de Biblia y la teología, en su mayor parte, muestran ministerios desgastados, con poca creatividad y menos conocimiento de su contexto. Por otro lado, el desconocimiento de la Biblia y la improvisación ministerial se suplen con las técnicas de crecimiento. Todo ello se pasó integro a las comunidades indígenas. ¿Están éstas cambiando su vida para mejorar con base en el Evangelio?

Hablar de “tipos” o modelos sólo nos ayuda a identificar el desafío bíblico, pero muy poco a mejorar. Hay una iglesia que ministra al hombre urbano, inmerso en la economía, cuya razón le ayuda a sobrevivir en el mundo globalizado del mercado. Hay otra iglesia, cuyos carismas ministran a las clases populares, que sobreviven, con mucha pasión, frente a la violencia, la pobreza y la corrupción. Finalmente, hay otra iglesia que ministra a intelectuales bíblicos, cómodos entre tradiciones eclesiásticas, cuyos ministerios decrecen, mientras exhiben total indiferencia contextual y falta de pertinencia pastoral.

Pervive el desafío que tuvo el protestantismo del siglo XVI, que también exhibió diversos rostros. El corazón de estos protestantismos espera aun ser tocado por Dios, para experimentar una verdadera conversión a la fe bíblica, pertinente, responsable, integral y por ello, verdaderamente espiritual. Más allá del rostro, esta renovación toca al hombre total.

viernes, 7 de agosto de 2009

El Jubileo bíblico ¿un incipiente mercado de tierras? I

El Jubileo ha recibido por lo menos tres tratamientos exegéticos. Hay quienes han sugerido que el Jubileo es una buena ley que no se cumplió. Otros han sugerido que el Jubileo se cumplió esgrimiendo pasajes de la legislación mosaica.

[Estan relacionadas la legislación de “liberación de esclavitud” con la del “el reposo de la tierra”, en Levítico 25. Por ejemplo, los fieles tienen que atender generosamente a los necesitados, "porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, Abrirás tu mano a tu hermano" (Dt. 15:11). Muchos pasajes del Antiguo Testamento aluden a esta legislación (Ex 21:1-6; 23:10-11; Dt 31:10-13; Neh 10:31) y Jesús mismo cita a Dt 15:11 para mandarnos a atender a los pobres (Mt 16:11; Mr 14:7; Jn 12:8). Juan Stam, El año del Jubileo. 18/12/2007.]

Aun otros, agregan al cumplimiento, el que Lev. 25 se lea como una suerte de Reforma Agraria con sentido socialista, cumplido en ciertas ocasiones y desobedecido en otras.

El riesgo de los paradigmas clásicos
Es importante reconocer que los paradigmas clásicos decimonónicos de libertad por un lado y de planificación centralizada, siempre tratan de colarse en la lectura del texto. No es difícil encontrar en torno a este pasaje la expresión “una total reforma agraria” (Stam: “La Biblia y el capitalismo”) “una especie de reforma agraria” (Hanks 1982: 141-154; Severino Croatto 2001:115, nota 20 Isaías 56-66; Ross y Gloria Kinsler 1999:76-84; 2000:65-75). La compasión sugerida por el texto se vincula a la planificación centralizada, dando a entender que reasignar la tierra era la tarea de los jueces, o quizá de la monarquía, cosa que a estas alturas es un anacronismo. No hay Estado ni monarquía que ejecute la redistribución aludida.

El paradigma de la libertad corre en la Biblia juntamente con el de la compasión. La compasión siempre es un llamado a la libertad. No hay compasión en la espiritualidad bíblica, aparte del ejercicio de la libertad que se vuelca al prójimo. Por eso, la condicionalidad de estos mandamientos, es un dato importante, expresado en el modo subjuntivo de la traducción castellana. Condicionalidad que obedece, precisamente, al inesperado dictamen de la libertad de cada quien.

Las divisiones del pasaje
El texto presenta una frase cuya repetición se ha sugerido como su estructura: “Cuando tu hermano empobreciere” (v.25, 35 y 39). Según esa división, vender la tierra (25-28), trabajar como jornalero (35-38), y venderse como esclavos (39-43, 47-55), sugeriría un proceso de empobrecimiento progresivo del ser humano. El problema de esta división es que centra el capitulo en la pobreza y dice poco de la idea central del pasaje: que le pasa a la tierra y qué del reposo. Otra posible estructura del pasaje toma en cuanta a la tierra así: “Cuando hayáis entrado en la tierra” (v.1), “guardad mis mandamientos y la tierra dará sus frutos” (v. 18-19) “yo os saque de la tierra de Egipto para daros la tierra de Canaán”, de ahí la compasión al pobre y al extranjero (v.38, 42, 39-55). Esta segunda forma de ver el pasaje subraya, con el espíritu de Levíticos 25, la centralidad de la tierra y del éxodo, si bien, dice poco de su reposo.

Aun otra forma de dividir el pasaje sería en torno 1. al reposo de la tierra (v.2), 2. a la libertad en la tierra (reposo) (v.8-12) y 3. al método de recompra de la tierra (v.13-34). Este método incluye: 4. el ejercicio de la compasión voluntaria (v. 35-55), elemento central en la economía Bíblica. En esta interpretación, la tierra y su reposo son lo central y se recupera el sentido explicito del pasaje, un proceso de reasignar lo que se tiene en posesión, presentando como incentivo para la compasión, la misericordia de Dios, mostrada en el Éxodo (Lv.25:38, 42, 55).

El contexto mayor es el marco de las fiestas judías o tiempos sagrados, el sabbath semanal (Lv.23:3), la Pascua y la fiesta de Panes sin Levadura (23:4-8), la fiesta de los Primeros Frutos (23:9-14), la fiesta de Las Semanas (23:15-22), la fiesta de Las Trompetas (23:23-25), el Día de Expiación (23:26-32), la fiesta de Los Tabernáculos (23:33-44), y el Año Sabático (25:1-7). Todas orientadas a expresar que no sólo las personas, lugares y actos son sagrados, sino también los tiempos. Roy B. Zuck (Ed), Eugene H. Merrill “A theology of the pentateuch” 1991:58-59. En este caso, es preciso entender el tiempo “de reposo” de la tierra, desde la perspectiva de Dios.

El Jubileo bíblico ¿un incipiente mercado de tierras? II

Los elementos del pasaje
Es interesante que en el pasaje de Levítico 25, el énfasis de la primera parte cae en hacer descansar la tierra (v.1-12). En la segunda parte se habla de reasignar la tierras (v.13-34) y la tercera parte habla del trato al hermano empobrecido que se vende como esclavo. (v.35-55).

De los 55 versos, solo hay dos referencias a “volver cada uno a su posesión” (v.10) y “volveréis cada uno a su posesión” (v.13). El año del jubileo en el código santo rompe con el principio del clan como propietario y reconoce el derecho de cada casa del padre (bet ’ab, la “familia” extendida de 50-100 personas) como propietarios (Jue.6:15). De modo que este volver a su posesión es un reordenamiento de la propiedad probablemente entre familiares. Si bien, Ezequiel 47:21-23 extiende el derecho de ser propietarios a los inmigrantes (gerim; ver Lev 24:22). El Dios liberador del Éxodo (Lv.25:38, 42, 55), renueva la posición inicial por medio de cuatro medidas: el reposo de la tierra, la libertad en la tierra, la recompra de la tierra y la compasión en la tierra.

Indicios de un mercado de tierras
Esta propuesta no es popular por que se le toma no en el sentido teológico sino en el sentido secular de la especulación sobre las tierras. Por eso no debe extrañar que C.H. Wright diga:
Cuando llegamos a las leyes prácticas y a las instituciones destinadas a encarnar este principio, las mas importantes son las norma relativas a la inalienabilidad de la tierra familiar, y los procesos corroborativos de la redención y el jubileo, en Levítico 25. El efecto combinado de de estas normas era de evitar que la tierra pudiera ser un objeto de lujo en el mercado. En Israel era técnicamente imposible especular con el terreno o amasar grandes haciendas privadas mediante adquisiciones permanentes de terrenos” (Christopher H. Wright, 1996:95, énfasis mío).

La idea de Wright debe compararse con su propia discusión del desarrollo de los “derechos individuales de propiedad” (pág. 60). Las genealogías llevaban la distribución de la tierra al núcleo social más básico, la casa paterna. Por tanto, el agricultor diría al presentar la ofrenda Dt.26:10: “las primicias de la tierra que tu Oh Jehová me diste”. Wright mismo señala que no dice “nos diste” sino “me diste” (pág. 60).

Ver la propiedad como una herencia de Dios, no inhibe de adquirirla a quien quiera hacerla mas productiva. Por ejemplo, se instruye cómo obtener la tierra de manos de un productor eficiente. Había un proceso para hacerlo e implicaba el pago de un valor por la tierra (v.15-16).

[Stam llega incluso a admitir: “lo único que se podría vender y comprar fue determinado número de años de usufructo de la tierra, o sea, de cosechas futuras, hasta el año de jubileo (25:14-17)”. Stam Ibid. (8/04/2008). Es claro que si se puede comprar y vender hay un mercado, aún cuando sólo sea de alquileres, aquí designado como "mercado incipiente".]

La tierra sube de precio conforme su poseedor ha recibido mas cosechas y por ser la tierra eficiente esta menos dispuesto a venderla. Pero la poca disposición se vence subiendo el valor. La tierra baja de precio si el teniente ha recibido menos cosechas tras el reposo (v. 13-14).

En la parte central del pasaje nos dice que no era una reforma agraria sino un procedimiento para permitir rescatar por dinero las propiedades de la familia. El sentido de “la tierra no se venderá a perpetuidad” (v.23), se explica en un procedimiento para su rescate (v.24). En los vs.25-28 se instruye como se rescata la tierra rural de un familiar. Curiosamente, las casas dentro de la ciudad, no se pueden rescatar después de un año de posesión (v.29-30). O sea, el rescate prescrito por el Jubileo tenía, en este caso, vigencia limitada. En cuanto a las casas fuera de la ciudad, se podían redimir de igual manera que los campos rurales (v. 31).

También advierte que los levitas pueden redimir su propiedad “en cualquier tiempo” (v.32-34). Esto es una advertencia para que, quien compra casa o posesión de los levitas, sepa a que atenerse. Sugiere que en los otros casos no había un rescate “en cualquier tiempo”. Esto mas que una reforma agraria es un mercado de tierras en el que se da un método para recuperar la propiedad familiar y vigilar cuándo y en dónde comprar.

Ayuda a comprender esta idea, compararla con el pasaje de Dt.15. Se toma este pasaje como una manumisión y liberación total, efectuada por la coerción de algún poder central. Pero es importante destacar el carácter voluntario y de fe de la manumisión (Dt.15:1-6). El perdonar la deuda no se aplicaba a todos. No incluía a los extranjeros solo a los judíos (v.3). De ahí que usar este texto para perdonar la “deuda externa” quizá sea mucho pedir, sobre todo cuando esos capitales se gastaron, no en crear bienestar, sino en no pocos actos de corrupción.

Por otro lado, lo que esta en juego es una acto de fe, que dice si tu haces eso, “Dios te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Dt.15:4). Nótese el condicional (presente también en el subjuntivo castellano de Lv.25) “si escuchares fielmente la voz de Jehová” (Dt.15:5). El acto de fe no se puede legislar y todo lo que se demanda del pueblo depende de que este responda con fe, libremente. Además, el texto dice: “Ya que Jehová tu Dios te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, mas tu no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no tendrán dominio” (Dt.15:6). Es decir, el propósito de dar el préstamo, es, claramente, para tener dominio sobre quien lo recibe y con esa advertencia ¿quién quiere pedir prestado? Es mejor trabajar y crear riqueza propia cuando se pueda.

El Jubileo bíblico ¿un incipiente mercado de tierras? III

Implicaciones de la desobediencia
El derecho es uno de los temas favoritos de los profetas. Habacuc culpa al impío porque el juicio no sale según verdad y sale torcida la justicia (1:3-4). La justicia que Dios busca se funda en la obediencia a su ley (Is.51:4-8). Por eso el verdadero ayuno no es ajeno a la obediencia (Is.58). El motivo de la obediencia es el punto central de Lv.25 (v. 18-19). Sin obediencia no hay Jubileo. La desobediencia del pueblo se manifiesta en la falta de reposo de la tierra v.1-7.

La condicionalidad apuntada, destaca la importancia de la obediencia que se deriva de la fe y de la memoria liberadora del Éxodo (Lv.25:38, 42, 55). Al final, no se produce pérdida patrimonial, en tanto se podía recibir dinero del rescate, lo cual sugiere que, volver a la posesión de la tierra, implicaba para unos comprarla y para otros venderla. El pasaje de Jeremías 34 sugiere que el pueblo estaba consciente de su resistencia a observar esta ley, rebelión que sólo con el castigo estaba el pueblo dispuesto a deponer (Jer.34:8-22).

[Juan Stam hace un correcto análisis de Jeremías 34:8-22 pero saca al final una conclusión que no se basa en sus observaciones sobre el texto: cree que había tiempos de obediencia y tiempos de desobediencia. El pasaje no dice tal cosa. Tuvieron la intención de liberar a sus hermanos en esclavitud pero luego dieron marcha atrás (v.10-11). Jeremías 34 habla realmente de "la venta de si mismo" (también mencionada en Lev. 25) pero no menciona el asunto de la tierra. ¿Evolucionó el tema al punto que la tierra ya no importaba? No creo. Dios sigue preocupado por la tierra, pero al profeta, por de pronto, le importa mas la libertad del "siervo" y de "sus hermanos", y no menciona el tema de la tierra. Opción que ya en si es una suerte de negociación minimalista, algo así como "de dos males el menor", señalando la poca disposición del pueblo a la obediencia.]

Tal parece que el pueblo prefirió producir sin descanso. El jubileo, como mercado incipiente de la tierra, se hizo objeto de codicia. Dios a cambio les dio 70 años de cautividad, para descansar la tierra, por el equivalente a 490 años de desobediencia del jubileo. “Setenta por siete”, quizá solo sugiera que la desobediencia del pueblo fue total y que el juicio de Dios fue igualmente abarcador, es decir, que Dios se las cobró todas juntas (cp. Lv.26).

El significado del Jubileo hoy
Insistir en usar el jubileo con mayor literalidad política hoy es una suerte de teonomismo que no aplicamos a la esclavitud ni a la guerra. El Jubileo debe entenderse en el marco del desarrollo de la revelación, canónicamente. De las consideraciones sobre Levíticos se pasa a la discusión de si el año de “la buena voluntad de Jehová” (Isaias) y “el año agradable del Señor” (Lucas) se refiere o no al Jubileo (Is. 61-1-2). Jesús, quien citó en parte a Isaías, nos libera integralmente (Lc. 4:16-20), postulando en las obras que el hizo, una sola opción socio política: el infinito valor del ser humano.

El bienestar y el comunalismo que expresan la unidad del Espíritu en Hechos (2:43-47, 4:32-37), convierten la misión de Jesús en tarea de la Iglesia. No se trata de opciones políticas para el Estado, sino respuestas de fe y misericordia de la Iglesia, como las que Dios esperaba de Israel. En sentido práctico, son claros los ecos de Deuteronomio 15, Levítico 25 y Lucas 4, pero si son válidos hoy, se requiere también que la Iglesia se ocupe de que sean sostenibles. Sin sostenibilidad, pueden producir más vergüenza a la Iglesia que buen testimonio.


Kinsler, Ross y Gloria (1999/2000). El Jubileo bíblico y la lucha por la vida. Quito, Ecuador: CLAI/UBL; The Biblical Jubilee and the Struggle for Life. Maryknoll: Orbis.

Hanks, Tom: www.fundotrasovejas.org.ar Reseñas de Jacob Milgrom (2001) y Robert Gagnon (2002).

Stam, Juan: http://juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/BlogID/7/Default.aspx La Biblia y el capitalismo (17/03/2009).

Stam, Juan: http://www.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/150/Default.aspx El año del Jubileo III, (08/04/2008)

Stam, Juan: http://www.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/141/Default.aspx El años del Jubileo I, (18,12,07)

Wright, Christopher (1992). “Jubilee”. ABD. New York: Doubleday 3, 1025-1030.

Wright, Christopher (1996). Viviendo como pueblo de Dios. Barcelona: Publicaciones Andamio.

Roy B. Zuck (Ed.), (1991), A Biblical Theology of the Old Testament. Eugene H. Merrill “A theology of the pentateuch” Chicago: Moody, 7-87.

La Biblia ¿socialista o capitalista?

La Biblia habla de muchas cosas que tienen un sentido económico. Por ejemplo, las leyes humanitarias de Moisés, el cuidado de Dios por los pobres, el rescate de la tierra y manumisión de esclavos, la protección a las viudas, huérfanos y extranjeros. Hay un uso abundante de términos para pobre y pobreza. En el Nuevo Testamento se relata la experiencia comunitarista de Jerusalén. Pablo, frente a la pobreza de los cristianos de Jerusalén, propone que con las dadivas de Macedonios y Corintios, “se supla la estrechez de ellos, para que haya igualdad”. Si estas a punto de optar por una Biblia socialista espera el resto de la información.

En Génesis 2:8, 16-17 Dios planta un huerto y coloca al hombre ahí para que produzca. El permiso del hombre para comer viene sólo después que le ha ordenado trabajar. Dios es el dueño de la tierra (Sal.24:1) pero al hombre, en el Jardín del Edén, lo declara su administrador. Esa donación reclama el respeto del prójimo “no robarás” y “no codiciarás” (Ex 20). El hombre debe producir y no hay prosperidad sin productividad (Pr. 6). El “trabajad con vuestras manos” incluye compartir (Ef. 4:28). Pero, ni la actitud religiosa nos excusa del trabajo, “el que no quiere trabajar tampoco coma” (2 Tes 3). La eleccion hace a los hombres desiguales y convierte a unos en señores y a otros en siervos, cosas igualmente dignas, que para nada tienen sentido económico sino teológico. Por supuesto, esto no da pie a una Biblia capitalista.

En la política, detrás de los sistemas económicos esta el control y la planificación centralizada; por otro lado, esta la libertad de emprender como su antípoda. Ni lo uno ni lo otro se ajustan a un ideal divino. Hablar de teocracia parece sugerir que la opción de Dios es la centralización. Pero, ni aun el control de Dios quita al hombre su libertad de desobedecer, equivocarse y destruir la obra de Dios. De modo que no es tan claro como se supone.

Quienes suponen que la Biblia es socialista piensan mas o menos así: 1. Dios promueve la solidaridad entre sus hijos y entre su pueblo; 2. Un sistema que explícitamente promueve la solidaridad es el socialismo; 3. Por tanto, la Biblia es socialista. Lo que falla son las premisas dos y tres. El socialismo que promueve la solidaridad es tan interesado y privatizado como las sociedades fundadas en intereses individuales. Estos argumentos han confundido a teólogos de la talla de Karl Barth para abajo. Por otro lado, ¿no dijo Adam Smith que el hombre que sirve mejor al mayor número es precisamente el que mas prospera en su sistema?

Quienes suponen que la Biblia es capitalista piensan en paralelo: 1. Dios otorga libertad a sus hijos en todo sentido 2. Un sistema que explícitamente promueve la libertad es el de libre mercado; 3. Por tanto, la Biblia es capitalista. Fallan de nuevo premisas dos y tres. La libertad que Dios promueve tiene fines teológicos que un sistema humano no percibe ni asume. Da mayor gloria a Dios que los hombres lo busquen y al hacerlo lo hagan desde la raíz misma de su libertad. Ese es el sentido de la libertad divina. De modo que ni el Estado benefactor ni el Estado libertador representan los propósitos de Dios.

Se ha sugerido un frühkapitalismus (“capitalismo temprano”) en los profetas. También, se ha sugerido que el Jubileo es “Reforma Agraria”. Son meros subterfugios “lingüísticos”, nada de eso representa las posturas decimonónicas del surgimiento de ambos sistemas.

El capitalismo surgió en la práctica del desarrollo industrial; el socialismo brotó en las teorías de Karl Marx. La diferencia entre ambos sistemas es que, si las normas protegen a las personas, uno produce riqueza y se distribuye en el natural trato entre los hombres; el otro, hace al Estado juez y parte, para expropiar la riqueza del trabajo al hombre y concentrarla en el Estado. Ninguno de los dos tiene sentido teocéntrico. Son meras herramientas para fines muy, pero muy antropocéntricos.

miércoles, 5 de agosto de 2009

La Biblia y su contribución a la política

La principal contribución política de la Biblia es asentar el infinito valor de la persona humana. Lo hace de varias maneras. Primero, manifestando que el hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios; segundo, protegiendo la vida humana; tercero, afirmando la igualdad de todos los hombres delante de Dios. Finalmente, enseñando la libertad con que Dios ha dotado al hombre. Con esos elementos, la Biblia suscita ideas como la democracia, los derechos humanos, la compasion por el debil y tener los mismos tribunales y las mismas leyes para todos por igual.

En la historia de las ideas, el hombre fue considerado un ser racional, pero no siempre, tenido como un agente libre. Entre los griegos se consideraba valido ser esclavo y tener esclavos. Entre los romanos, la mitad de la población era esclava. El amo podía quitarle la vida a su esclavo en cualquier momento y los hijos del esclavo eran propiedad del amo.

Fue en los siglos IV y V, de la era cristiana, que se consideró a Dios y al hombre como personas. Idea que viene del teatro, en el cual los actores representaban distintos “personajes”. Una misma persona podía representar diversos personajes sólo con cambiar de máscara, o de “prosopon”, de ahí, la idea de personas. De esa terminología viene el concepto con el que se reconoce que Dios es persona. Lo es porque tiene afectos, intelecto, voluntad y conciencia de si mismo. Por ello, el hombre es también persona, pues comparte tales características del creador, en virtud de ser hecho a imagen y semejanza suya.

Esta conclusión es en la que se fundamenta el infinito valor de la persona humana. Si es así, entonces no se le puede esclavizar; no se le puede torturar; no se le debe matar; no se le debe condenar, sin debido proceso; no se debe discriminar entre pares; no se pueden conculcar sus derechos civiles, etc. Este es el origen de los sistemas de gobierno que protegen al ser humano.

La forma de organización social, históricamente probada, que resulta más respetuosa de la persona humana es la república. En ella, hay un equilibrio de poderes de tal manera que ninguno de ellos abuse del ser humano. También, se endereza al mismo objetivo, afirmar los derechos de la persona humana (vida, propiedad, libertad, contratos y la familia). En Guatemala, están consignados en el Título II Capítulo I de la Constitución. Estas ideas son acrecencias del dato más fundamental que tiene lo político, el infinito valor del ser humano.

No hay en la Biblia modelos económicos, tampoco los hay políticos. Ni la democracia, ni el capitalismo, ni el libre mercado son ideas bíblicas. Pero tampoco es ideal bíblico la planificación centralizada, el partido socialista, ni son bíblicos la corrupción y el militarismo de los Estados de izquierda. Buscar imitar las instituciones de la Biblia tiene sus límites. Claramente se rescatan el hogar, la familia, la Iglesia y el trabajo. Pero ¿Cuál es la estructura definitiva del Estado? No podemos imponerla a la sociedad, sin adoptar otras formas que la experiencia humana ha probado nocivas, como la esclavitud, la monarquía y la guerra.

La idea política dominante de la Biblia es la monarquía, es decir, el reino de Dios. Por encima de ello, la ley divina insiste que Dios es el paradigma del bien y que el sanciona lo que es malo. En esas leyes, lo que Dios llama “el bien” siempre protege al ser humano y a sus especie y lo opuesto siempre destruye al ser humano y a su prole. De ese fondo espiritual maravilloso proviene la igualdad y dignidad de la mujer; el rechazo al trabajo infantil; la abolición de la esclavitud y la afirmación, no sólo de derechos civiles, sino aun de derechos políticos, por supuesto, no del mismo rango que los primeros.